Párrafo 28 (Conducir a la madrugada)

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Es muy bello conducir a la madrugada, cuando las desoladas calles expiden un olor a soledad embriagante y tranquilizador, la brisa que se filtra por la ventana semiabierta enfría el ambiente a una temperatura perfecta.
No hay afán, no hay que apresurarse, no hay que preocuparse.

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