Epílogo.

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Bien, ¿como debería empezar esto? ¿Recuerdan mi introducción al comienzo de esta historia? Espero que sí. Por qué en unos cuantos años pasé de ser el "Etcétera de los Anders" a "El éxito de los Anders"

Superar a Drew fue algo costoso, después de semanas de lágrimas y bolsas debajo de mis ojos tomé la decisión de darle un final feliz a mi chica, con un chico ideal para ella y que sé que la valorará dentro de la ficción tanto como yo lo haría en la realidad. Me pregunto si me sigue recordando, aunque lo dudo ya que una vez de regreso a lo ficticio, cada una de sus decisiones y movimientos están bajo mi control. Así que finalice Imperfecta de la manera más perfecta posible. Irónico ¿No?

Cuando creí que estaba recomponiendo mi vida y superando su partida, llego una carta. Me temí que fuera otra de la Abuela pero esta llegó al buzón, así que no me preocupe por qué se qué el estilo de Nany son más aviones de papel entrando por tu ventana. Era una carta de admisión a The University Of British Columbia.

En fin, me gradué de la Universidad con una carrera en Literatura de manera exitosa. Sin embargo durante esos casi cuatro años de estudio, su insistente voz permanecía en mi cabeza tal como la última vez que la tuve entre mis brazos. Al parecer mi mente decidió grabarla sin mi consentimiento y torturarme cada día con ello.

:—No te ocultes más por el amor al cielo. Muestrale al mundo tu trabajo, lo que haces, lo que te apasiona, te prometo que te amarán. Eres algo más que un escritor. Eres un artista, mi creador, el chico que amo, Andrew ese eres tú.

Así que me dije: ¿Por qué no intentarlo? Ella prometió que me amarían, no puedo aferrarme a eso pero prefiero confiar en ella y su promesa. Así que lo hice, decidí inmortalizar a Drew frente al mundo y envié Imperfecta a una editorial con mi corazón saliéndose de mi pecho. Debo admitir que estaba aterrado de que alguien profesional por primera vez evaluara mi trabajo y lo criticara de manera negativa. Pero resultó ser todo lo contrario. Actualmente Imperfecta es uno de los libros más vendidos en todo América y parte de Europa colocando a Andrew Anders como uno de los mejores escritores del año, también ha sido traducida a 5 idiomas. He realizado varias giras por Estados Unidos y países europeos, pero hasta hace unos cuantos meses hice mi primera firma de autógrafos en Vancouver, la ciudad en dónde resido y sucedió algo inesperado.

Me encontraba sentado en la mesa principal con una fila de admiradores frente a mí, cada uno emocionado por qué les firmara su libro. Había estado firmando libros todo el día, de vez en cuando tenía que hacer unas pausas para relajar mi mano entumecida alrededor del bolígrafo. Una chica puso su libro frente a mí, vi en la portada la mano con el tatuaje de tulipán en la que los diseñadores habían estado trabajando tanto y abrí la cubierta para empezar a escribir la dedicatoria.

—¿Cómo te llamas? —pregunté sin apartar la mirada del libro.

—Amber, Amber Adams —escuché la voz que me negó dos helados hace ya varios años. Levanté la mirada y me encontré a la chica de cabello pelirrojo largo y gafas, solo que esta vez sin la gorra que promocionaba la heladería. Era ella, vestida de manera casual y una sonrisa.

—Hola, Amber —saludé dejando escapar una sonrisa, no pude evitar recordar aquella noche en que la conocí, la carrera de helados y demás. Me reí por mis adentros.

—Wow, me recuerdas —dijo escéptica como si aquello fuera algo importante.

—Cómo olvidar a la chica que desobedeció su horario de trabajo por salvar una pareja adolescente.

Ella soltó una carcajada poco convencional.

—Me parece lindo que hayas escrito sobre ella. Es súper romántico. —comenta con jovialidad en su tono—. ¿Aún siguen juntos?

Es gracioso que creyera que escribí "sobre" ella, cuando la realidad es que yo la "escribí" a ella.

Hago una mueca—. No, lo nuestro terminó hace mucho —fingí que nuestra relación fue algo común y que terminamos como un noviazgo normal cuando la realidad es otra muy diferente y zafada. Negué con la cabeza y escribí el nombre de Amber sobre el papel, junto a la dedicatoria.

—Oh, lo siento. No fue mi intención...

—Descuida.

—Sabes, mi vida en ocasiones es demasiado aburrida y me siento una "etcétera" en medio de todos. Los libros son mi única vía de escape para sentirme protagonista de algo. Dejé la heladería y ahora trabajo en una Librería en dónde encontré tu libro, no podía creer que fueras tú. Es una gran historia, de las mejores que he leído, te admiro.

Su comentario me dejó atónito. Creer que ella se sentía de la misma manera que yo hace unos años me desconcertó de un modo fascinante.

—Te entiendo, más de lo que piensas —asentí ya que jamás creí sentirme tan identificado con alguien—. En algún momento yo también llegué a ser un "etcétera" Pero te diré algo que aprendí muy bien con Drew. Siempre serás el protagonista de tu propia historia por más aburrida que suene, en algún momento llegará alguien a darle un poco de diversión. Créeme, soy testigo de ello y creo que puedo enseñarte muy bien cómo hacerlo —sonreí y ella me regresó el gesto de vuelta.

Después de eso, invité a Amber a ir por un helado. 

AnDrew.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora