En él conseguí un refugio, un refugio tan cálido y acogedor, que realmente quería quedarme ahí, junto a él, sentirme protegida por un segundo más, así me di cuenta que todo es tan corto, tanto, que ciertamente nos convertimos en personas efímeras, queriendo las cosas por cierto tiempo, acostumbradas a que no duren tanto como queramos, pronto, simplemente cambiamos de sentido por nosotros mismos. Yo sabía que mi refugio no estaría por mucho tiempo, pero sin embargo, quería estar en su cálido regazo unos minutos más, descansar en él momentáneamente para seguir mi camino, aunque no pude estar por más tiempo, estoy realmente feliz de haber podido disfrutar de mi refugio cómo algo conciso. Pasé en él, cómo pasa el viento frente a un árbol, rozando sus hojas, tan levemente, tan fugaz, de una manera muy rápida y suave, tanto, que logra despertar este árbol, pero no logra quedarse junto a él.
