Capítulo 4

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Caminé hacia el taburete hecha un manojo de nervios, no solo por saber con quién compartiría casa durante los próximos siete años o por el poder llegar a decepcionar a mis padres; era por ser la última en ser seleccionada. Probablemente todos los alumnos en sus mesas estarían ya aburridos de esto y querrían que terminara ya, así que todos miraban deseosos al ver a la última chica andar hacia el sombrero. La chica del apellido incorrecto para los que me conocen. La chica que supuestamente es de una familia de magos normal.
Me senté y la profesora McGonagall me colocó el sombrero sobre la cabeza. Se podría decir que ya llevo más tiempo que Draco en ser seleccionada.
-¿Wood? Mm-dijo el sombrero.
-slytherin, slytherin, slytherin.-Comencé a susurrar. No estoy segura de si era por mi apellido, o por si quería ir a slytherin.
-Sería problemático que te pusiera en Gryffindor, ¿verdad?-comencé a asustarme, todos susurraban un "¿por qué le ha preguntado eso?", todos excepto Draco, él se reía. No lo oía, pero puedo jurar que eran carcajadas.
-Sería problemático si te acerco una vela de esas, ¿verdad?-Todos rieron a la vez que muchos señalaban a Snape.
-¿Eso que he escuchado ha sido Severus Snape riendo?-los mismos chicos que gritaban que Harry Potter estaba en el tren, se encontraban gritando "¡pero que Snape tiene sentido del humor"-Chica, lo ganaste. ¡Slytherin!
Caminé hacia la mesa de las serpientes mientras Draco empujaba a cualquier ser que estuviera a su lado, que pena que no fuera Potter. Me senté junto a él. Pansy Parkinson me miró con cara de odio desde el suelo y yo le contesté con una sonrisa.
-¡Bienvenidos!-dijo Dumbledore-¡Bienvenidos a un nuevo año en Hogwarts! Antes de comenzar nuestro banquete, quiero deciros una pocas palabras. Y aquí están, ¡Papanatas! ¡Llorones! ¡Baratijas! ¡Pellizco!... ¡Muchas gracias!
-¿Ese es el idioma de los Gryffindor?-susurré hacia Draco.
-Tengo entendido que sí, al menos mi padre se enteró de eso.-contestó y en respuesta puse los ojos en blanco.
Dumbledore se sentó de nuevo y todos aplaudieron, todos menos Draco y yo que estábamos demasiado ocupados jugando con las manos debajo de la mesa.
Con un chasquido de dedos, Dumbledore hizo aparecer cientos de platos sobre la mesa: carne asada, chuletas, salchichas, bacon...
Comenzamos a comer como si nunca hubiéramos comido. Ahora entiendo porque decían que después de un año en Hogwarts, estabas gordo.
Fantasmas comenzaron a flotar por todo el Gran Comedor. El fantasma de Slytherin, el Barón Sanguinario, recorrió toda la mesa de las serpientes hasta hacerse sitio entre Draco y yo. Draco se notaba bastante tenso.
-¿Por qué estás lleno de sangre?-pregunté con cierto tono de curiosidad fingida. Sabía de sobra, por mi padre, que es lo último que debemos preguntarle. El Barón Sanguinario simplemente se fue sin contestar mi pregunta.
Los restos que quedaron de nuestras comidas desaparecieron siendo reemplazados por los postres.
-¿Todos sangre pura?-preguntó Parkinson, la chica que me miró con odio. Los demás asintieron-Tienes pinta de no serlo, el sombrero dudo en ponerte aquí-se dirigió a mí.
-No juzgues un libro por su portada.
-Espero que no haga usted eso, señorita Wood.-dijo alguien detrás de mí, al girarme vi a Severus Snape.-Tengo grandes esperanzas con usted respecto a mi asignatura.
Ya lo conocía, era amigo de mis padres y ha estado muchas veces en mi mansión desde cuando yo apenas sabía montar en escoba.
-Soy Severus Snape, por si no me conocen aún... Seré el jefe de vuestra casa, además de vuestro profesor de pociones, obviamente.-continuó hablando.

Kate WoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora