||Alicein Mikuni||

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No podías dejar de reírte del joven rubio, como el adulaba las antigüedades de su tienda. Jeje se estaba enojando con su Eve y decidió descansar sobre tus hombros en su forma de serpiente. Antes de conocer a Jeje, le tenías un gran miedo a las serpientes, pero una vez que llegaste a conocerlo junto con Mikuni, tu miedo se calmó.

—¡(T/N)-chan!, ¡préstame atención! —Mikuni corrió por la habitación y te abrazo, presionando sus mejillas una contra otra. Tu rostro se sonrojo, pero sonreíste por la muestra de afecto. Volteaste el rostro y le besaste la mejilla, haciendo que Mikuni diera unos pasos hacia atrás y parpadeara un par de veces, procesando lo que acababa de ocurrir.

—¿Acabas de...? —dijo sorprendido, tocándose el lugar en donde tus labios tocaron su piel. Le diste una pequeña sonrisa y cerraste los ojos.

—Si, lo hice

Eso hizo que él Eve se sonrojara y se rascara la parte superior de su cabeza. Abriste los ojos y lo miraste con una expresión curiosa. Jeje se deslizó lejos de ti y se fue a una parte diferente de la tienda de antigüedades, donde se escondió entre los diferentes objetos.

—Eres único —dijiste, capturando su atención una vez más. Él inclinó su cabeza ligeramente como un niño pequeño, y respiró profundamente.

—¿Lo soy...? —respondió, queriendo saber la razón por la cual pensaste tal cosa de él. Asentiste y te acercaste más a él. Cuando llegaste a su altura; tu eras obviamente más baja que él, tu cabeza encajaba perfectamente por debajo de su mentón, tu habías sido víctima de ser utilizada varias veces para que el mentón del rubio descansará.

—Si, lo eres —confirmaste —Tienes una aficción tan interesante, que una gran cantidad de personas de tu edad no aprecian mucho. Te sacrificaste mucho por tu hermano pequeño a pesar de las consecuencias y la incomprensión que acabó dando lugar a eso —gracias a que tenías las manos entrelazadas detrás de tu espalda, calmaba un poco tu nerviosismo. Mikuni se limito a mirarte, con su boca entreabierta, ya que no se esperaba la respuesta que le diste.

—Y por último... —comenzaste —Has capturado mi corazón —Mikuni sintió su corazón latiendo con violencia en su pecho, no podía creer lo que acababas de decir. Te le habías confesado.

—(T-T/N)-...chan... —dijo, con su corazón latiendo rápidamente. Dio una sonrisa y palmeó tu cabeza.

—Me alegra saber que nos sentimos de la misma forma —dijo, y fue tu turno de sorprendente. Mikuni se inclinó hacia abajo, conectando sus labios suavemente, pero con pasión. Te separaste momentos después y lo miraste a los ojos.

—Me alegro también —descansaste tu frente contra la suya con una sonrisa. 

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Pedido de nekocaro

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