||Lawless【Hyde】||

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"(T/N), ¿puedes venir?"

Al escuchar eso, sin ninguna duda en mente saltaste de tu cama, poniéndote tu sudadera favorita y un par de botas, todo mientras asegurabas tu celular entre tu hombro y oreja mientras buscabas tus llaves.

Eran las tres de la mañana, pero eso no te importa. Tu mejor amigo te necesitaba en este momento y no ibas a defraudarlo. Ademas, si tu fueras quien le pidiera eso a Lawless, él haría exactamente lo mismo por ti.

La verdad era que, Lawless tenía problemas para dormir desde la muerte de Ophelia, ya que el estar solo le recordaba como él dejó que sus manos se separaran. Y se despertaba en medio de la noche llorando, y Licht no tenia la paciencia para hacer algo al respecto, por lo que siempre Lawless acudía a ti.

A pesar de que tenias la llave que Lawless te dió del apartamento de Licht, decidiste llamar a la puerta, solo para asegurarte de que Lawless se encontrara bien y con vida.

No tocaste lo suficientemente fuerte como para despertar a Licht —bueno, él tenia el sueño profundo de todos modos— pero te aseguraste de tocar lo suficientemente alto para que tu amigo erizo te escuchara, y antes de volver a tocar una segunda vez, la puerta ya estaba abierta, revelando a Lawless un tanto pálido y con los ojos llorosos.

—Oh, Hyde... —susurraste, envolviéndolo en un fuerte abrazo, tan pronto lo abrazaste, arrastraste tus pies al interior de la vivienda y en silencio cerraste la puerta detras de ti.

Dejaste que Lawless gritara suavemente en tu sudadera mientras frotabas su espalda de arriba abajo estando los dos de pie en medio de la entrada.

Era en momentos como esos, en donde Lawless dejaba salir su lado sensible, y el cual solo tu conocías, ya que siempre les mostraba otra faceta a los demás.

Para todos ellos, era espontáneo, estúpido —y un poco gay— Servamp de la Codicia, él que siempre estaba poniendo de los nervios a Licht y comenzaba peleas con sus demás hermanos.

Este lado de Lawless nunca nadie lo había visto antes, ni siquiera Licht, y te aseguraste de nunca decirle a nadie sobre esta otra faceta de Lawless.

—Oye, ¿por qué no mejor vamos a sentarnos en el sofá? —preguntaste en voz baja y Lawless asistió, sus gritos empezaron a disminuir mientras los dos arrastraban los pies hasta el sofá.

Se quedaron en la misma posición durante Dios sabe cuanto tiempo, simplemente se acurrucaron en el sofá hasta que ambos se quedaron dormidos en los brazos del otro, y tu estabas bien con eso.

Y Lawless sabía que —a pesar de que aún no superaba a Ophelia— siempre podía contar contigo para iluminar su camino una y otra vez.

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Pedido de AtsushisWaifu

One-Shot's ServampDonde viven las historias. Descúbrelo ahora