Orígenes.

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Poco recuerdo de mi vida anterior.

Se que nací en un pueblo al sur de Inglaterra, que me eduqué en un orfanato y que huí de ahi en cuanto tuve la oportunidad.

Pero apesar de la ausencia de mis padres, nunca estuve sola. Mi aliada hasta entonces, una chica llamada Cherilyn.

Poco recuerdo, pero a ella jamás la olvidaría.

Crecimos juntas en aquel hospicio, compartiendo comida, ropa y hasta la disciplina.

Habia una mujer, Olga, quien nos hacía llamarla madre. Madre Olga era la encargada del orfanato; era una mujer muy solemne, solía gritarnos que eramos unas rebeldes mientras nos perseguía con aquella tabla de madera. Yo era quien siempre se oponía a los golpes, pero al final terminaba con el trasero aún mas enrojecido que el de mi compañera.

Cher era la chica lista de las dos. Mis ideas eran mejoradas por su ingenio y por su ágil razonamiento, aunque no del todo, ya que siempre eramos sorprendidas en el intento.

Varias veces fuimos pilladas tratando de huir, de alguna manera nuestros planes para escapar siempre eran frustrados.

Entonces cumplí los 11 años, meses después que ella. Habiamos dejado de intentar escapar por meses, nos habiamos rendido. No fue hasta que Madre Olga murió, dejando a cargo a su hijo mayor, quien repetidas veces intentó tocar a varias de las niñas, incluida Cher.

Eso nos motivó a volver a intentarlo.

Fue difícil. Habiamos memorizado el plan de memoria, incluso hubo dias seguidos en que lo intentamos, pero por miedo nos detuvimos de nuevo.

Un día, haciamos los deberes en el jardín. Juntabamos las hojas tiradas, yo más que nada; Cher solo miraba las altas bardas que rodeaban el terreno. Entonces me miró y comentó su idea de escalar y salir. Recuerdo claramente el pensamiento que me cruzó por la cabeza en ese momento, "Maldita loca". Ella me sonrío, como solía hacer cuando lograbamos encontrar las galletas que Mamá Olga escondía constantemente para que no las encontraramos.

Asi que lo intentamos.

Nos tomó bastante tiempo del que yo recuerdo, pero al final habia funcionado.

Ya afuera, corrimos tan rapido como nuestras piernas lo permitieron, y lo hicimos porque realmente nuestra vida dependía de ello. Sentía que nos miraban y que pronto escucharía la voz de John gritarnos, pero no sucedió.

 Sentía que nos miraban y que pronto escucharía la voz de John gritarnos, pero no sucedió

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Pasamos hambre, frío y miedo en el exterior. Hubo dias en que no comimos, pero como dicen, "lo que no te mata, solo te hace mas fuerte", y asi fue.

Cher y yo encontramos la forma de mantenernos con vida la una a la otra.

A los 16 años comenzamos a robarle a los hombres que intentaban tomarnos por ingenuas, hasta que se nos hizo una costumbre.

Hubo una vez que un hombre me descubrió y me golpeó hasta casi matarme. En el momento en que me apuntó con un arma, Cher apareció gritandome que me defendiera, distrayendolo a su vez.

Con la fuerza que me quedaba, le arrebaté el arma y se la arrojé a ella, quien le apuntó de inmediato.

Él se le arrojó y en ese momento tuve mucho miedo.

Por unos segundos viví en mi cabeza la idea de que ella moriría.

De un momento a otro me encontraba sujetada al cuello del hombre.

Olvido la mayor parte de ese día.

Ella me cuidó el tiempo que estuve inconsciente debido a que el hombre me noqueó con un cabezazo en la nariz.

Estaba asustada. Me dijo que creía que yo no despertaría. Me abrazó y lloro un largo rato sobre mi hombro. Después me confesó que lo habia matado con un disparo en la cabeza.

No dió más detalles. Empezó a divagar sobre salir del pais o del continente y empezar una nueva vida. No pude ponerle mucha atención, el dolor que me ocasionaron los golpes eran salvajes.

Pero lo hicimos, y poco a poco reunimos el dinero necesario para salir de Europa y ella se las arregló para conseguir documentos lo suficientemente creíbles para sacarnos de ahi. América parecía comprometedora para ella, y ya que era la lista, yo la seguía a todas partes.

Un día antes borramos todo lo que algún día nos haría regresar ahi. Cambió su nombre y yo el mio, cambiamos el largo de nuestro cabello y los arapos que nos vestían.

El día en que partimos, fuimos muy discretas. Por alguna razón, Audrey sentía que el mundo entero nos perseguía. Al principio la compadecía, pero en el momento en el que comenzó a actuar como una fugitiva, yo empecé a perder la paciencia.

-Debes entender que volver a encadenarme no es algo que quiera volver a experimentar.- me dijo.- bastante tuve en el orfanato, no quiero ir a la cárcel.

Entonces la comprendí y en ese momento supe que al esconderla me convertía en su cómplice y por lo tanto, estaba tan atada a aquel crimen como ella.

Subimos al avión y en cuanto comenzamos a elevarnos, ella me tomó de la mano y me dirigió una sonrisa llena de esperanza. Estabamos juntas en esto desde el momento en que nos conocimos.

Y esa es nuestra historia.

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