Capítulo 2.

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Eran las 7:00 de la mañana, la noche de ayer fue increíble por lo que me dejó sin fuerzas.

La visita por la ciudad me resultó fascinante, mi padre me llevó a lugares que jamás pensé que existirían. Las luces de la ciudad desde mi habitación se veían increíbles pero vistas de cerca eran aún más preciosas, cada cartel, cada logo, los diferentes colores y formas de cada uno ... Cada rincón de la ciudad era un mundo nuevo. Había todo tipo de personas; empresarios, jóvenes, personas de negocios, etc.

Decidimos estrenarnos cenando en un restaurante famoso de la ciudad, tengo que decir que en aquel momento tuve mucha hambre debido a que no comí casi nada desde el aterrizaje.

Cuando llegamos al local me llamo mucho la atención su iluminado letrero "Metropolitan grill" pero eso no fue lo más increíble de todo ya que el local estaba ambientado en la época de los antiguos vaqueros americanos. Era un sitio muy acogedor y se decía que ahí se comían los mejores platos de carne de la ciudad. Y tenían razón, era la mejor carne que había probado. Tras la increíble cena decidimos volver a casa, pero nos detuvimos unos minutos para dar una vuelta por el Washington Park Arboretum. No llegamos a verlo todo ya que era inmenso pero lo poco que vi fue increíble. Finalmente volvimos a nuestro apartamento. Al llegar, mi padre me propuso ver una película pero tuve que rechazarlo ya que estaba agotada tras el agitado día que tuvimos. Me desvestí y me puse el pijama. Decidí leer un poco para relajarme. Tras dos capítulos caí en un profundo sueño.

Hoy era un día muy importante para mí ya que me esperaba mi primer día en mi nuevo instituto. Estaba nerviosa porque no sabía cómo serían las clases, los alumnos, los profesores, etc. Una vez salí de la cama, fui al baño a hacer mi higiene matutina y a vestirme. Cuando acabé, bajé a desayunar allí, estaba mi padre el cual me estaba esperando con unas tortitas junto a un vaso de leche.

-¿Desde cuándo sabes hacer tortitas?- Le pregunté.

-Aún no has visto todos mis trucos.- Dijo con cara satisfactoria. Seguramente debido a mi sorpresa.

-¿Las has comprado verdad?- Dije con diversión.

- Hija no puedo creer que no creas que las he hecho yo. Tu padre es un excelentísimo cocinero. - Me respondió soltando una risa.

(Lo miré con una ceja levantada)

-Vale me has pillado.- Dijo riendo.

-Date prisa o llegarás tarde.

Mire el reloj de la cocina y eran menos 10. Me levanté de la silla bruscamente tirando el vaso de leche al suelo, cogí mi mochila y antes de salir le di un fuerte abrazo a mi padre pidiéndole perdón por el pequeño desastre.

Salí corriendo, hasta que me di cuenta de que estaba corriendo sin dirección y ahora me encontraba perdida. Lo que me faltaba ser la nueva y encima llegar tarde. Después de dar como mil vueltas, me decidí por preguntar a algún taxista que pasaba por ahí ya que ellos conocían muy bien la ciudad. Así que cogí un taxi el cual me llevó hasta el instituto y fue cuando me di cuenta de que había corrido hacia el lado contrario y que el instituto estaba más cerca de lo que pensaba. 

Llegué justo a tiempo pero aún tenía que preguntar por mi horario y el mapa del instituto. Una vez me lo dieron, busqué rápidamente mi clase y para complicar el día mi clase se encontraba a la otra punta del instituto en la última planta, me aplaudí a mi misma por el perfecto día que estaba teniendo y cuando por fin la encontré me paré delante de la puerta, estaba muy nerviosa, tenía las manos sudorosas. En ese momento creía que esta a punto de desmayarme. Pero dejé al lado aquellos pensamientos y decidí abrir la puerta. Fue ahí cuando sentí cada mirada de la sala clavarse en mí poniéndome aún más nerviosa de lo que estaba, en aquel momento quise que el suelo me tragara. Fue entonces cuando oí una voz. Era la de mi profesora:

-Hola tu debes de ser la alumna nueva, no es así?

Asentí sin decir ninguna palabra.

- Y te llamas ... -La profesora dijo esperando mi respuesta.

No me percaté de que no conseguía que las palabras salieran de mi boca, pero al final cogí aire y respondí.

-Alexandra Miller.-Dije tartamudeando.

- Bienvenida Alexandra, me llamo Martha y seré tu profesora de ciencias. Aquella será tu mesa.- Me indicó señalando con el dedo índice a la mesa vacía que se encontraba en la última fila.

Avancé lentamente a mi respectiva mesa. Y en un abrir y cerrar de ojos me encontré en el suelo con los poco libros que llevaba en la mano en tierra y de fondo las risas de mis compañeros.

- Leila !!! Sal en este momento de clase !!!.- Oí a Srta.Martha gritar desde su escritorio.

- Pero Srta.Martha yo no he hecho nada, yo no tengo la culpa de que ella no mire por donde va.- Dijo con una sonrisa dibujada en su rostro.

Todas las miradas estaban puestas en la discusión de Leila y la Srta.Martha. Entonces me levanté del suelo para recoger los libros del suelo y de repente noté la presencia de alguien enfrente mío.  

Acabé siendo una Grey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora