Acabé siendo una Grey.

Capítulo 3

Era un chico de pelo moreno, un poco rizado y de profundos ojos grises.

Cuando nuestros ojos se encontraron, sentí que me ponía pálida. Un extraño sentimiento de terror se apoderó de mí. Comprendí que me hallaba frente a alguien cuya simple personalidad física era fascinadora. Por un momento pensé que iba a ayudarme a recoger los libros caídos, pero fue entonces cuando me di cuenta que aquellas no eran sus intenciones. Tras recoger los libros fui derecha a mi escritorio. Después de todo lo sucedido la maestra comenzó a dar la clase.

El sonido del timbre indicó el final de la clase, era la hora del almuerzo, me dispuse a ir a la cafetería que se encontraba en la planta baja. Una vez allí cogí una de las bandejas del montón que había y me puse a la cola para coger la comida. Decidí coger un sandwich de pollo y de postre una gelatina de cereza,de beber me compre una botella de agua y fui a buscar una mesa libre donde comer. Me senté en una mesa que se encontraba bastante alejada de las demás. Durante todo el tiempo que estuve comiendo mi cabeza se inundó de todo tipo de pensamientos, pero estos desaparecieron en el instante en que levanté la cabeza y lo vi. Estaba con su grupo de amigos y parecía estar divirtiéndose ya que no paraba de sonreír. Cuando acabé de comer dejé la bandeja en su sitio y me fui a las siguientes clases, las cuales se hicieron mucho más largas de lo que había pensado. Cuando por fin sonó el ansiado timbre que indicaba el final de las clases cogí mis cosas de la taquilla y salí fuera del instituto. Para mi sorpresa me encontré con mi padre que me estaba esperando con un coche el cual yo nunca había visto antes. Partí en esa dirección. Cuando entré en el coche por la puerta del copiloto le pregunté a mi padre:

- ¿Qué pasa jefe? ¿y este cochazo?

- Hola a ti también, ¿te gusta?, me lo ha dejado la empresa durante el tiempo que esté trabajando en ella.

- Sí, aunque me resulta un poco raro tener algo tan lujoso después de lo que ha pasado.

- Lo sé, pero dejemos esas cosas a un lado. ¿Qué tal te ha ido el primer dia?

- Ha estado bien. - dije mirando por la ventana.

Entonces mi padre notó que no me apetecía hablar sobre el tema, ya que prefería evitar esta clase de cosas. Tras el camino de vuelta a casa estuve pensando en lo sucedido a lo largo de mi día. Me paré a pensar en ese chico de ojos grises y que ni siquiera sabía cómo se llamaba, también me vino a la mente esa chica tan increíblemente desagradable, ni siquiera sabía porque me puso la zancadilla, pero prefiero no pensar eso. La voz de mi padre me avisó que habíamos llegado a casa, bajé del coche y entré. Subí a mi habitación a dejar la mochila y estuve mirando mis redes sociales mientras mi padre hacía la comida, a los quince minutos mi padre me llamó para bajar a comer. Mi padre me preparó mi comida preferida espagueti a la carbonara, estaban buenísimos y de postre me comí una natilla de chocolate. Pregunté a mi padre cómo le fue el día:

- ¿Papá qué tal tú día en el nuevo trabajo?

-Perfecto cariño, he conocido a mi jefe, es un hombre bastante agradable y me ha enseñado toda la empresa. Luego me ha llevado a mi oficina en la cual me he puesto ha hacer el papeleo que tenía encima de la mesa.

- Parece que tu día a ido mejor que el mio.- Suspire y aparte la mirada de mi padre.

- Mañana seguro que te irá mucho mejor.- Me dijo y me dio un beso en la frente.

A las cinco y media de la tarde después de terminar mis deberes, pensé en ir a dar una vuelta por el vecindario para visitar la zona. Salí de casa mientras andaba estaba hundida en mis pensamientos. A unas cuantas calles de mi casa me encontré con una academia de baile, pensé en entrar ya que le baile es una de mis mayores pasiones. Me dio miedo, pero al final me decidí, cuando entre me quede en shock, no podía ser verdad, no podía estar allí, el mundo se cayó a mis pies en ese instante.