Capítulo 7

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Eran las 5:40a.m. Una mañana de domingo muy fría. Miré hacia la ventana y la vi empañada. Sentía que alguien me estaba observando desde la ventana. Intenté pensar que no era nada pero no lo logré. Me sentía como si yo estuviera en riesgo. La voz en ese entonces me dijo "te estamos viendo, desde todos lados. A donde tú vayas nosotros iremos. Somos tu compañía, tus guías, tus... amigos...".

Estaba dudando de lo que había dicho... pero supe que lo que pensaba era real, si me estaba viendo alguien o algo, la verdad ya no sé como interpretarlo. Vacié mi mente y me quedé mirando el techo de madera de mi habitación. No quería hacer nada pero quería entretenerme.

Me levanté y fui al baño. Ahí dentro, prendí la luz y me observé en el espejo. Tenía un aspecto horrible, y el cabello alborotado, como si fuera la melena de un león (tengo el cabello algo largo, liso, negro y me gusta cubrirme un ojo con él, es un tipo de costumbre que tengo ya desde hace tiempo), tenía los ojos rojos, y manchas de mugre por toda la cara y la ropa, asumo que por la aventura de anoche. Así que decidí tomar un baño.

El agua estaba tibia y se sentía muy agradable. Me encantaba sentir esas gotas de agua recorrer por toda mi espalda, eran como un masaje, y no me hacían sentir ningún tipo de molestia, dando las ganas de quedarse ahí por mucho tiempo. Me lavé y me restregaba la cara con esas gotas que caían del grifo. Sentir eso en los ojos era hermoso y me olvidaba de todo lo que era la vida.

Terminé el baño. Salí. Me sequé y fui a vestirme. Me coloqué un jean negro que me queda algo grande, una camiseta azul oscuro en la que había un logo de un chico sonriente con la cara llena de sangre y las manos atrás, supongo que oculta algún arma o cosa de ese tipo, como también puede llegar a ser alguna parte de un cuerpo como una cabeza u otra parte del cuerpo. Lo sé, tengo una imaginación en la que sólo hay muerte y eso... pero bueno. También me puse una camisa a cuadros azul oscuro, blanco, negro y otro tono de azul. No me gustaba estar en casa con medias ni zapatos así que estaba descalzo. El suelo estaba muy frío haciendo que me recorriera un escalofrío desde los pies hasta mi cuello

Volví a mi cama y me acosté a escuchar música en el portátil. Empezó a sonar "Save Me A Spark" (Sleeping With Sirens). Pero después de un rato volví a dormirme.

Parecía que despertaba. Pasé mi mano por debajo de mi almohada y cogí mi celular. Eran las 11:26a.m. Volví a dejar el celular bajo mi almohada e intenté pararme, pero no lo había conseguido. Había algo que no me dejaba hacerlo. Como si estuviera pegado a mi cama. Después de ya poder ver con mejor facilidad me di cuenta de que no estaba en mi casa, mucho menos en mi cuarto. Solamente estábamos mi cama y yo. No lograba ver nada, todo estaba oscuro.

Después de no sé, cinco minutos creo, una luz que venía de lo que se supone sería el techo de la habitación empezó a alumbrar sobre mí. Cerré los ojos al no esperar que pasara eso. No podía ver nada, todo había vuelto a ser borroso. No sabía que pasaba pero me quería librar. Escuché a tres personas hablar. Una mujer. Un hombre. Un niño. No sabía que rayos estaba sucediendo hasta que los tres dijeron al unísono "Mira Alex. Todo esto es por lo que nos hiciste. Deberás pagar el precio. Esperamos que disfrutes de... nuestro querido juego... si es que lo quieres llamar así... Empecemos con el show querido amigo".

Definitivamente nada de lo sucedía ahí era bueno. Empecé a sudar en seco y a tener miedo de lo que pudiese pasar. Mi miedo incrementó cuando una segunda luz salió e iluminó a una persona, o esa era la forma que podía reconocer. Tenía una bata negra y muy grande, le alcanzaba a cubrir todo el cuerpo. No dejaba la posibilidad de ver algo. Nada. Me estaba empezando a frustrar y a retorcer.

Lo que esperaba que fuera una persona con una bata demasiado fea y negra había empezado a caminar hacia mi. Cuando ya estaba como a un metro de distancia de mi pude ver que un cuchillo salía de su manga derecha. Lo levantó dejando ver el cuchillo que brillaba demasiado por la luz. Logré verle la muñeca entonces supe que si era una persona, cosa que me tranquilizó un poco, demasiado poco a decir verdad. Alzó su antebrazo izquierdo y me lo mostró. No sabía que decir.

La Historia de un Chico "Normal"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora