Capítulo 9

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Seguía en la camilla sin poder moverme, ya estaba cansado de sólo poder escuchar lo que pasaba a mi alrededor. Personas pasando de un lado a otro y yo aquí estancado esperando a que me pueda mover. Alguien me había tocado el brazo y dejó su mano ahí, no decía nada la persona, quería saber quién es.

-Ay mi querido Alex. ¿Cómo fue posible que te hicieran eso?-era Vec.

Su mano se sentía fría y empezó a acariciarme el brazo y un poco de mi cabeza. Hacia toques suaves, pero me dolia que lo hiciera, creo que mi piel estaba sencible. Me había empezado a doler un poco la cabeza.

-Para la proxima vez que hablemos en persona, ven conmigo, no vas a correr peligro. Sé que me escuchas, después de todo siempre voy a estar contigo-sus palabras no salían de mi cabeza, parecían resonar cada vez más alto.

Un doctor llegó para ver cómo estaba, lo notaba por lo que decía. Dijo algo de que no demoraría algo, pero no sabía que era eso.

Jason había entrado en la sala en la que yo estaba.

-Rayos colega, te dejaron muy mal, lo lamento. Creo que no me puedes escuchar pero da igual, me quedo aquí contigo-me gustó escuchar eso de Jason, ya le podía responder mejor las preguntas a Vec. Me hizo feliz escuchar esas palabras, nunca lo había oido hablar así.

Pasaron las horas y después de que había pensado que no me volvería a mover, lo había conseguido, bueno, un poco. Los dedos de mi mano, los podía mover lentamente, pero era algo.

"Vea pues. El niño se puede mover. Te felicito, no estás muerto, sólo falta otro de tus descuidos y adiós querido. Claro, como no eres de mucho interés, dudo que a alguien le puedas hacer falta, nisiquiera tu amigo Jason lo notaría, pero bueno, te dejo vivir con la idea de que te quiere". Angela me estaba empezando a hablar. El dolor de cabeza que tenía habia incrementado y en mi cara se dibujaba una mueca de disgusto y tristeza, parecía que iba a explotar, pero me mordía los labios ya que no podía moverme mucho.

Por fin abri los ojos. Una luz demasiado brillante estaba sobre mi cabeza, no podía ver muy bien; intenté levantar mi brazo para tapar la luz,  dolia como mil demonios, pero era agradable sentir ese dolor, era raro. Tapé la luz y miraba en dónde podría estar Jason. 

-¡ALEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEX!-su voz al gritar mi nombre era alegre. Él si es mi amigo, lo tengo claro, ya lo tengo asegurado. 

Llegó a donde yo estaba y me dio un fuerte abrazo. 

-¡SUELTA! ¡DUELE!-me gusto el abrazo pero dolió.

-Cierto, perdón, jajaja-me alegraba verlo. En su cara se formó una gran sonrisa.

-Me alegro de verte aquí, no sabes cuanto.

-Ya han pasado 3 días desde que llegué. Tenía miedo de murieras en ese tiempo, pero mira, sigues aquí, podemos seguir jugando como es de costumbre.

-Wow, ¿acaso cuanto tiempo he estado aquí?

-Una semana si no estoy mal. Demasiado tiempo, jajaja-una semana sin poder moverme, no lo creo. A mi no me pareció tanto tiempo, bueno, no sabía si era día o noche así que pues ni modo de saber eso.

-¿Sabes que rayos fue lo que me pasó? 

-No. Me enteré porque en el colegio dijeron que era posible que no volvieras.

-Ok. Eso no me gustó-dije con algo de furia en mi tono.

-¿Qué dijeran eso?

-Nada. Deja así...

-Vale. 

La Historia de un Chico "Normal"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora