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Ella se negó a hablarle. Otra vez. Fue muy clara. Ella pensaba que él era un niño popular insoportable que se burlaba de los indefensos.

Que equivocada estaba.

Él nunca se burlaba de nadie. Absolutamente de nadie. Era por eso que siempre le preguntaban por qué se juntaba con los otros tres. Su respuesta era simple: Habían sido sus amigos desde hace ya varios años, que aunque ellos se burlaran de otras personas, sabía que tenían un buen corazón. Siempre estaban cuando él los necesitaba.

Ella pensaba mal porque el día que la conoció, ellos estaban picando a un cachorro con una rama, pero lo hacían jugando.

Ella no entendía.

Bonito atardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora