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Ahí estaba ella de nuevo, con su gran melena café, jugando con su niñera y su hermano a las escondidas. Nunca lo invitaba a jugar, nunca se percataba de su presencia.
Le gustaba desde hace 3 años, cuando entró a la primaria donde él asistía y empezaron a llevarlos a ambos ya que eran vecinos.Ella había llegado hace 5 años al vecindario.
Los padres de él y los de ella se llevaban cordialmente y habían aceptado turnarse para llevarlos y recogerlos a la escuela.
Le gustaba mucho esa niña de ojos grandes de 9 años que siempre salía a jugar a su patio con su hermano de 7 años y la niñera que los cuidaba unas horas por la tarde porque sus padres decían que no les dejarían a sus hijos con los vecinos por la cantidad de niños que su madre tendría que cuidar con él y sus dos hermanos incluidos. No importó cuanto su madre insistió.
Le hubiera gustado ser parte de sus tardes de juegos.
