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Él adoptó a ese cachorro y lo nombró Max.

Si ella se hubiera fijado que sus amigos sólo estaban picándolo sin lastimarlo y que al parecer le gustaba al perrito porque lo estaban acariciando, ella no tendría un mal concepto de él.

Se negaba a hablarle. Él se frustraba cada vez más.

Fueron sus papás por ella en la noche y en ese preciso momento, recurrió a su mamá para que lo aconsejara. "¿Cómo le hago para que la niña que me gusta me preste atención?" Confesó quien era. "Es Marie".

A su mamá le parecía adorable que le gustara la pequeña vecina que no le agradaba su adorado hijo.

Bonito atardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora