Adrien Agreste.

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Narra Marinette.

Alya, los dos hermanos y yo, entramos al salón.

-Félix, la chica nueva se sentará detrás de nosotros- dijo Adrien sonriendo.

-Cierto, podemos hablarle más- dijo Félix.

-Eso esta bien- dijo Adrien.

Nos sentamos y la clase ya iba a comenzar.

Durante la clase, Adrien volteaba a verme. Me sonreía y yo se lo devolvía.

Adrien Agreste, un chico lindo de ojos verdes con cabello mas brilloso que el sol.

Cuando sonó el timbre para salir al receso, Alya se fue con Félix, y me dejó con Adrien. Éramos los únicos dos en el salón, los demás habían salido.

-Marinette, ¿entendiste la clase?- dijo sonriendo.

-Si, ¿y tú?- le dije.

-Si, mi hermano y yo siempre quedamos en primer lugar por conocimiento en esta clase- dijo riendo.

-¿En serio?- dije sarcástica. -Yo entré a esta escuela por lo mismo-.

-¿En serio?- dijo acercándose.

-Si, y, quizá pueda quitarte a ti y a tu hermano del primer lugar- dije riendome.

-Quiero verlo, Marinette Dupain-Cheng- dijo cerca de mi rostro.

Sentía su respiración. Si me acercaba más a el, lo podía besar.

-Lo verás, Adrien Agreste- dije mientras lo empujaba.

Salimos del salón y todas las chicas nos veían extraño. Más a mi.

Adrien se comportaba como todo un caballero conmigo, a las demás chicas las dejaba de lado.

Los días pasaban, hasta que, me acostumbré a ser con la amiga más cercana que el tenía.

Estábamos en el salón de clase y la profesora nos puso en parejas para hacer una tarea.
Yo estaba felíz por que iba a hacer tarea con mi nuevo mejor amigo.

Fuimos a la biblioteca después de clases, y escogimos los libros que íbamos a utilizar.

-Estos son todos- dijo Adrien poniéndolos en una mesa.

-Si, son muchos, ¿no crees?- le dije sonriendo.

-Demasiados, todo por tener un trabajo bien hecho- me dijo el.

Nos pusimos a hacer tarea y cuando ya casi terminabamos, decidí pararme a estirar mis piernas y brazos. Había estado sentada y escribiendo mucho tiempo.

-Descansa, yo seguiré- me dijo el.

-No, no puedo dejarte hacer eso solo- le dije sonriendo.

-No importa, quiero que descanses- me dijo tomando mi mano.

La biblioteca estaba sola a esa hora.
El me miró con esos lindos ojos verdes con una sonrisa muy tierna.

Me sentí extraña. Como si lo necesitara a el.

Creo que, el me gustó en ese instante.

Marinette vs. Un par de hermanos, guapos y millonarios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora