"Las princesas no deben fumar"

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- ... ¿Dave?- en la mirada de Emily no había nada más que confusión, y es que su amigo y compañero de trabajo se estaba comportando por de más extraño, la joven rubia comenzaba a acercar su brazo al hombro ajeno en búsqueda de brindarle apoyo o hacerlo sentir reconfortado - ... ¿Te encuentras bi...?-
-¡Estoy bien!- Dave exclamó de pronto, haciendo que Emily alejara su mano de pronto, acción que no fue ignorada por el chico de cabellos rizados, quien de inmediato negó con la cabeza y comenzó a soltar palabras al azar buscando disculparse -... Agh... Yo... - bajó su cabeza, avergonzado por lo que acababa de ocurrir.
-... Dave... Puedes salir afuera si lo deseas... Cubriré tu puesto por un tiempo.... - Emily le sonrió, era increíble que ella fuera tan dulce y amable a pesar de como su compañero podía llegar a comportarse con ella en algunas ocasiones, había estado un poco (demasiado) tenso esos días.
-... De... De acuerdo...- y con eso, y una última sonrisa hacia la chica rubia Dave colgó su delantal azul, si, ese que en el pecho decía algo tan cliché como "Buen día, lo atiende Dave Lizewsky" para, una vez haberlo hecho salir hacia la parte trasera del edificio.


Aquel callejón era un lugar en verdad estrecho, sin contar la suciedad de este, después de todo era el lugar que daba espaldas al centro comercial y donde la mayoría de los encargados de las tiendas tiraban sus desechos, prestando mínima atención a todo esto Dave metió la mano en el bolsillo de su pantalón buscando una cajetilla de cigarros (nueva, cabe mencionar) y un encendedor, nunca antes en su vida había fumado y en verdad que le molestaba cuando Red Mist lo hacía (Mother Fucker, para ese momento, aunque Dave no estaba muy seguro de lo que había ocurrido con él en realidad, nadie sabía que había pasado con él, también cabía mencionar que no eran exactamente cigarrillos normales los que D'amico fumaba.) ... Y bien, aunque nunca antes había fumado por consejo de alguno de sus amigos idiotas lo probaría, estaba seguro de que esto le serviría de algo como mínimo...
... Recién había abierto la cajetilla y sujetaba un cigarro entre sus labios, volviendo a meter esta caja dentro de su pantalón sujetaba el encendedor prendiendo la llama en este, cada vez más cerca al cigarro al cual le brindaría el fuego...
... Y como una asquerosa broma del destino escuchó una voz bastante familiar llamándolo por su nombre desde la entrada del callejón, el mismo lugar por el cual él había llegado hasta allí, volteó rápidamente su mirada hacia ese lugar dejando caer el cigarro al reconocer a la figura rubia y delgada que estaba allí.
-Dave... - ella musitó -... Las princesas como tú no deben fumar...-
Por supuesto que sí, era ella, la razón de tanta preocupación estaba ahora a escasos pasos del chico de anteojos, todo parecía una mala broma, y a la vez era también tan real...


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