— ¡Dazai! ¡¿Quieres dejar de perder el tiempo y ponerte a trabajar?! —gritó Kunikida prácticamente en mi oído, algo que fue innecesario puesto que se encontraba en el escritorio junto al mío. Me giré y le dedique una de mis típicas sonrisas que tanto le desesperaban.
— Pero Kunikida-kuuun —me quejé con un puchero, tal como haría un niño pequeño luego de ser regañado por su madre.
— Nada de peros —dijo el de lentes, mientras volvía su vista hacia su laptop y comenzaba a escribir con dedos rápidos— ¿Acaso te crees que porque eres un veterano en la Agencia te puedes pasar el sagrado día sin hacer nada? Claro que no. Hasta el mocoso hace más que tú.
— Me alegra escuchar que tomas en cuenta mi trabajo, Kunikida-san —comentó con una sonrisa Atsushi desde su escritorio, el cual se encontraba junto al de Kunikida.
Nuestros escritorios no estaban muy separados uno del otro. Los tres se formaban en una perfecta hilera recta junto a la ventana. El escritorio de Ranpo se encontraba frente al nuestro, aunque él había salido de la cuidad con la Dra. Yosano por un caso y últimamente su puesto estaba vacío. La oficina se sentía algo silenciosa sin él, aunque Kenji viendo sus caricaturas ocupaban ese silencio.
— El que seas un individuo adicto al trabajo no quiere decir que yo también deba ser uno. Además, compararme con Atsushi es injusto. Él es nuevo, ingresó hace unos pocos meses y tiene la energía que todo novato tiene en su nuevo trabajo.
— Aún así ha hecho más que tú en todo el tiempo que llevas aquí, Dazai. Derrotó a Akutagawa por su cuenta en aquel barco y salvó a la cuidad entera de ser aplastada por aquel crucero-nave en forma de ballena —contraatacó Kunikida, sin despegar su vista de la pantalla.
Actualmente el de lentes se encontraba sumergido en un estado que todos en la Agencia llamábamos "Kunikida crazy mode", porque en esos momentos solo le importaba finalizar su trabajo y nada más. Kunikida y sus peculiaridades no tenían fin. De hecho, cada miembro de la Agencia tenía sus peculiaridades, pero yo creía que las suyas eran peores. Quizás porque era su compañero y me veía obligado a pasar más tiempo con él. Me pregunto si Kunikida piensa lo mismo de mi.
— Pero Kunikida-san, no olvide que logramos desviar la caída de Moby Dick al océano solo porque Dazai-san nos brindó su ayuda —dijo Atsushi, hablando en mi defensa— De no haber sido por él, me temo que la cuidad estaría en ruinas.
— ¿Ya ves, Kunikida-kun? Aquí si hay alguien que aprecia mis habilidades —sonreí, a la vez que me levantaba de mi asiento y tomaba mi abrigo del respaldo de la silla— Bien, nos vemos. No te metas en líos, Atsushi-kun.
— ¡Espera un segundo! ¡¿Adónde crees que vas?! —me llamó Kunikida, viendo mis intenciones de irme.
— Tengo una cita —respondí con simpleza— Sería indigno de mi llegar tarde, ¿no crees? Además de que hacer esperar a...
— ¡No te atrevas a irte, loco suicida! ¡Al menos no hasta que termines tu papeleo! ¡Oye, te estoy hablando!
En medio de los gritos de Kunikida, había comenzado a caminar hacia la puerta. Algunas veces simplemente era mejor ignorar sus berrinches o del caso contrario jamás se detendría. El pelirrubio me siguió, aún sin soltar su laptop.
En verdad era una escena muy graciosa el verlo tan atareado, casi al borde de un ataque de nervios, pero contuve mi risita por mi propio bien. No quería recibir otro doloroso golpe de su parte. Una de las cosas que más detestaba era el dolor.
— Tranquilo, solo será por hoy —Kunikida quiso objetar algo, pero previendo lo que iba a decir, me le adelanté— Además, no ocurrirá nada en mi ausencia. Últimamente todo está muy tranquilo desde la derrota de Guild y la Port Mafia tampoco nos causa muchos problemas. Es casi como si ambas organizaciones conviviésemos en armonía.
Me giré y abrí la puerta.
— Ese no es el punto, Dazai —continuó— No puedes irte así como así solo porque "tienes una cita". Eres un agente de la Agencia Armada de Detectives, actúa como tal.
— ¿Cuándo he dejado de actuar como tal, Kunikida-kun? —pregunté.
Kunikida se enredó en sus propios juegos de palabras, pues no supo qué responderme o simplemente fue tomado por sorpresa por mi pregunta. Sonreí una vez más.
— Créeme, jamás haría algo que no fuera propio de un agente de la afamada Agencia Armada de Detectives —dije, mientras comencé a encaminarme fuera de la oficina.
— ¿En serio te importa tanto está cita? —le oí decir al pelirrubio.
— Es que es una cita con la mujer más hermosa del mundo.
Habiendo dicho aquello, abandoné la oficina dejando a un muy molesto Kunikida gritándole a la nada.
No podía permitirme llegar tarde, pues conociendo como era mi cita seguramente se hartaría de esperar por mi y mandaría sicarios a que me maten. A pesar de mi amor por la muerte, no estaba de ánimos para lidiar de nuevo con ellos. Lo conocía demasiado bien, y desgraciadamente él también a mí.
Hola! Está es la primera historia que escribo de este ship, es una de mis parejas favoritas pero jamás tuve la suficiente confianza como para escribir algo sobre ellos, hasta que decidí hacerlo y este es el resultado! Espero que les guste!
ESTÁS LEYENDO
You're my loveprize [Soukoku, Omegaverse]
FanfictionMiembros de organizaciones enemigas y separados por las decisiones egoístas de uno, Chūya Nakahara y Osamu Dazai comparten un vínculo especial. Cuando tenían 14 años, ambos se unieron como pareja a través de un lazo irrompible. Ahora, cuatros años d...