Después de haber perdido a sus padres Yuri de apenas 8 años es obligado a vivir con Victor un amigo de sus fallecidos padres quien lo comienza a tratar como si fuera su hijo, notando que Yuri evita relacionarse con personas, encuentra una muy peculi...
En el bello país de Rusia, exactamente en Moscú todo a su alrededor se adornaba de un bello manto blanco cubriendo las calles y techos de las casas, personas apresurándose a llegar a sus casas para sentir el calor.
Fuera del pueblo, al continuar caminando podías encontrar un sendero que te llevaría a la mansión de la familia Nikinforo podías apreciar las puertas que te daban la entrada hacia el jardín principal el cual podías magnificarte por la belleza y cuidado de aquellos árboles que adornaban todo el camino que llevaba hacia la gran casa.
En el camino se escuchaban los traqueteos de los caballos quienes llevaban un bello carruaje negro, dentro del carruaje se encontraba un niño de 8 años piel blanca como la porcelana, cabello cortó color dorado y en su rostro resaltaba sus orbes celestes siempre comparados con el color del cielo, pero ahora opacados y sin brillo. Bestia un traje negro encima de este un bello abrigo color café que lo protegía del frio de la época.
Este niño sin separar la mirada de la ventana de la carrosa, ignoraba todo a su alrededor para él su mundo se había derrumbado de la manera más cruel posible. Enterarse que sus padres habían muerto sin saber la razón, mudarse a un lugar desconocido con personas que nunca había visto en su vida. Era algo duro para él. La única persona que lo acompañaba en ese carruaje asegurando su llegada era un hombre mayor, con una expresión seria por donde lo veías. Pero le restó importancia.
Sin darse cuenta en que momento el carruaje se detuvo para abrir la puerta y siendo el hombre quien bajara primero.
-Oye niño ¿no piensas bajar?- dirigiéndose al rubio quien seguía inmóvil en su lugar.
Sin recibir respuesta el rubio baja de la carrosa, posicionándose a la par del hombre.
El hombre solo suelta un suspiro, en verdad que no comprendía al niño, adentrándose a la mansión los esperaban los mayordomos y sirvientas para darles la bienvenida.
-qué bueno volver a verlo señor Yakob... El joven amo lo espera en la biblioteca- hablo cordialmente un mayordomo.
-Gracias- tomando rumbo hacia la biblioteca junto al niño.
Caminando por los pasillos se podía apreciar lo grande de la casa, adornado por bellas pinturas, esculturas, todo pulcramente cuidado. Al frente pudo apreciar una puerta de madera con detalles que resaltaban, el mayordomo toco la puerta para anunciar su presencia.
-Joven amo......acaban de llegar sus invitados-
-Pueden pasar- respondieron detrás de la puerta
Haciendo una reverencia para retirarse el mayordomo se aleja dejando a los invitados.
Yakob sin esperar abre la puerta, dejando ver un sinfín de estantes y libros junto a un bello ventanal en medio de la habitación donde se encontraba una mesa y detrás de esta un asiento de un rojo aterciopelado.
El tamaño de ese cuarto asombraba al pequeño rubio, claro que en su antigua casa era grande pero esta sin lugar a duda se sobrepasaba, cerrándose la puerta detrás suya pero impactado por tantos libros no se dio cuenta de la tercera persona.
-oh que bueno volver a verte Yakov- levantándose de su asiento y acercándose al hombre.
-me alegra que te encuentres bien Victor-
-Aunque a veces llego a aburrirme en esta casa- llevando un brazo hacia su nuca. –Dejando eso de lado dime ¿acaso ese es el niño?- pregunto curioso al ver al niño quien al parecer ignoraba su presencia.
-Si así es, es el único hijo de la familia Plisetski- dejando notar un poco de tristeza en sus palabras
-Oye ¿te recuerdas de mí?- agachándose a la altura del niño con una gran emoción
El rubio solo lo miraba detenidamente, cabello largo de un color plateado, piel blanca, ojos verdes azulados que brillaban y una bella sonrisa que adornaba su rostro. Ahora simplemente no quería recordar nada y no tenía ánimos para hablar, así que simplemente ignoro a Víctor y bajo la mirada.
-jajaja....bueno creo que no estas de ánimos para hablar- volviéndose a parar pero no sin antes acariciar la cabeza del pequeño niño quien se sorprendio por el acto.
- No ha dicho nada en todo el camino- hablo Yakov
-Es razonable, apenas es un niño y ha perdido a sus padres- hablando con algo de seriedad
-lo mejor es dejarlo descansar y tu tambien Yakov ha sido un viaje muy largo-
-No te preocupes por mi Victor yo debo regresar para arreglar algunos asuntos-
-que injusto eres Yakov, yo queria que te quedaras- haciendo un lebe puchero
-eso no funcionara- enderezando su postura sin dejarse ganar por los pucheros de Victor
-ah de acuerdo, tu ganas-
Despidiendose y saliendo de aquella casa Yakov retoma el camino de vuelta.
Ahora en la biblioteca se habia formado un silencio incomodo, el niño rubio que se negaba a hablarle y continuaba ahí parado en medio de todo el cuarto. En verdad que seria un gran reto para Victor el poder cuidarlo, pero lo haria lo mejor posible.
-Desde ahora viviras conmigo Yuri- una vez mas acariciando su suave cabello y sonriendole calidamente.
Sin protesta el pequeño Yuri deja que el mayor lo llevara de la mano por todo el pasillo, una vez más hacia una dirección desconocida.
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