Mi amor era vívido.
Ahora es destructivo.
Me callé todo pensando que era insignificante. Porque nunca te importó y dejó de importarme a mí.
Sentía como tus manos aplastaban mis pulmones dejándome sin aire y sin palabras cada vez que me demostrabas lo poco que yo te importaba.
Me culpé por cada gota de alcohol que en tu cuerpo entraba. Y me odié por ello.
Me esforzaba tanto para ser mejor, pero siempre cometí el mismo error, lo estaba haciendo todo por ti cuando debí hacerlo por mí y para mí.
Me esforcé por ser la hija que siempre quisiste y que nunca podré ser.
Dejé que mis demonios me gobernaran y me guiaran en un camino en el que hoy, sigo perdida.
Te vi caer tantas veces que he perdido la cuenta. Te vi caer al suelo más veces de las que me gustaría. Fui tu hombro aquella noche, fui tu persona. Cuando yo solo lo único que te pedía era que pararas porque sentía que te ibas de mi lado y algo dentro de mí se rompía.
Y hoy, me permito llorar, por mí. Por cada palabra hiriente que de tu boca ha salido y que he insonorizado, aunque una vez fue eco para mí.
Por cada mirada de odio que te permitías cederme, y por cada tentativa que tuve de acabar con el dolor.
Por todas las noches que pasé acompañada de mi fiel amigo, el insomnio. Pensando qué te habría hecho yo.
Por todas las veces que quise gritarte, pero que acabé ahogada en música
Por las veces que intenté cambiar, por ti y solo por ti.
Por cada vez que te llevé a la cama y te cuidé cuando ni siquiera sabías quién eras.
Por el miedo que sentía cuando estabas fuera de ti y me gritabas. Y yo dejaba que lo hicieses, porque sentía que lo merecía, que aquello era lo que me tocaba.
Por todas las veces que sentí que aquellas cuatro paredes llenas de oscuridad eran mi hogar. Que el silencio era mi peor enemigo porque mis pensamientos eran escuchados con volúmen.
He decidido llorarme, escondida en un armario perdido. Intentando desaparecer por un tiempo, como si no existiese, como si mi vida no fuese real. Porque sé que tengo la fuerza suficiente para continuar, pero no sé cómo usarla.
Me lloro, esta noche.
Porque sé, en el fondo de mi corazón, que estás tatuado en mi alma.
