Capítulo 41: La destrucción del pasado

344 60 12
                                    

Maratón 6/7

Actualidad...

Una enorme explosión se escucha fuera del gran edificio del clan y todos, incluido los Ancestrales se estremecen, en realidad, porque saben lo que va a ocurrir.

Aquella espada fue activada...

El primero que actúa es Bast, mira a Milán y le dice que saque a Jackson y Marilyn fuera de allí, ya que están inconscientes. Luego le ordena a Noir que le avise a cada Arácnido del clan, que deben retirarse, huir. Cuando termina sus indicaciones más rápido que el viento, desaparece.

Nerida es la que sigue, percatándose de que sus planes se verían frustrados si Thaiel destruyera todo, así que también se mueve. Detrás de ella sigue Reo que en verdad va hacia otra dirección y por ultima queda Biulit sola en la sala con una sonrisa maliciosa.

― Huy... creo que el rubio va a matarme ― se muerde el labio inferior recordando que fue ella quién le dijo a los cazadores que Sasha supuestamente era un vampiro. Entonces comienza a reír ― me estoy divirtiendo mucho ― hace una carcajada fuerte y desaparece en la oscuridad de la noche.

~~~

Antiguo Egipto – Llegada al palacio.

Al demostrar sus habilidades, los egipcios en aquella época, creyeron que lo Ancestrales eran dioses. Les ofrecieron oro, joyas, lugares dónde alojarse, todo lo que pudieran querer. El primero en usar el manantial del faraón fue Thaiel, retiro sus ropas sucias y se tiró a la deleitante agua. Biulit agarro su nueva vestimenta y camino hacia aquel lago artificial, se detuvo cuando visualizo al rubio y le pareció placentero mirar esa hermosa figura, así que se mordió el labio inferior, quedándose embobada observando ese sexy torso, ese cuerpo tonificado, más una belleza masculina indescriptible.

― No sabía que detrás de tu ropa de pueblerino había un hombre listo para ser devorado ― opino ella y él levanto la vista.

― ¿No tienes otra cosa que hacer que espiarme? ― frunció el ceño.

― Podemos bañarnos juntos ― se rió.

― No, gracias... ― camino hasta el borde para agarrar su ropa.

Biulit aumento su velocidad y lo detuvo metiéndose al agua aún vestida.

― Estás muy amargo desde que asesinaste por primera vez ― se acercó a sus labios ― déjame apaciguar tus penas.

Un par de coqueteos más y el vampiro intentando olvidar los gritos de sus víctimas, cedió a la tentación. Un beso, otro y así muchos más para terminar en una completa pasión corporal en aquellas aguas. Los siguientes días, Biulit se aprovechó de ello y tuvieron relaciones varias veces continuas, hasta que un día Thaiel decidió frenar con el frenesí, ya que no lo llevaba a nada. Un simple contacto sexual solo servía para ignorar el momento en que su mente lo atraía a la desesperación, así que termino por rechazarla una vez que se dio cuenta de lo que para él, ya no era necesario.

― ¡¿Es broma, cierto?! ― Biulit se quejó.

― No... es la verdad...

― ¡¿Me rechazas tú a mí?! ¡Maldito ser inferior! ― se enfureció mucho más.

― Nuestra relación siempre ha sido física, no sé por qué te enojas.

― Obviamente ― bufa ― pero... ― presiona su puño con furia ― nadie me rechaza... ― sus dientes rechinan ― me las pagaras caro... ― de repente grita ― ¡Yo decido cuando se termina! ― la pared se resquebraja por el poder.

― Lo siento, pero ya no voy a dejarme usar más ― se gira para irse.

Cuando se aleja de su campo de visión, ella sonríe con malicia.

― Te juro que cuando tengas deseos de estar con otra mujer, la destruiré... ― y Biulit cumplió su promesa.

Actualidad...

Todo se destruye, el suelo comienza a abrirse y un terremoto se forma, Bast llega hasta su amigo.

― Thaiel, podemos arreglarlo...

Los ojos humedecidos del Ancestral se giran a verlo.

― No... no se puede... nada puede apaciguar mi dolor...

― Te entiendo, pero no es la forma ― lo observa preocupado.

Sus lágrimas caen.

― Lo sé, pero es la única que tengo.

― Thaiel, por favor saca esa espada, te ayudaré ― le ruega e intenta calmarlo.

― Bast, no puedes ni con tu vida, menos vas a poder con la mía.

Le ofrece su mano.

― Yo siempre tengo espacio para lidiar con los problemas de los demás ― le sonríe ― mi corazón es enorme, déjame ayudarte.

― No... no quiero que me ayudes, todos deben pagar por lo que han hecho, nada va a hacerme cambiar de opinión...

― ¡Thaiel quita esa espada! ― aparece Nerida caminando furiosa.

― ¡Basta! No lo empeores ― expresa Bast preocupado.

― Él la puso, él la tiene que quitar ¡Debe revertir el hechizo ahora o moriremos todos! ― grita frustrada.

― Nada de lo que digan me hará cambiar de opinión... ― aclara el rubio y levanta su vista cuando Biulit llega al lugar.

Ella sonríe.

― ¿Y qué si te digo que yo fui quién le mando los cazadores a Sasha?

Sus ojos se abren en grande y se llenan de odio.

― Tú... ― aparece delante ― no, no cambiare de opinión ― sonríe con malicia ― primero me desharé de tu amado, haciendo lo mismo, y luego de todos los demás.

― ¡¿Qué?! ― se sorprende ― ¡Yo no tengo tal cosa! ― se ríe.

Su rostro sigue lleno de lágrimas pero continúa ampliando su sonrisa.

― Adiós Noir ― desaparece.

― ¡Biulit! ― grita Bast ― ¡¿Por qué no me lo dijiste?!

― Genial ― exclama molesta Nerida ― ¿Ahora como lo convencemos de sacar la espada? ― la fulmina con la mirada ― bien hecho estúpida ― expresa con sarcasmo.

― ¡Maldición! Tengo que buscar a Noir ― ella la ignora y desaparece, yendo a dónde se encuentra el vampiro sirviente.

Ahora no solo hay destrucción, sino que la vida de Noir corre peligro, como todo, por culpa del pasado. 

La sangre que corre por mis venas (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora