Año 1997...
Marilyn, una chica de unos 24 años de edad trabajaba en una cafetería de un pueblo, atendiendo las mesas y a veces repartiendo papeles en la misma esquina para promocionar el negocio.
Siempre simpática y alegre atiende a los clientes, lo que más le gusta es repartir aquellos volantes, para divisar al chico guapo que pasa por la vereda del frente cada mañana. Juega con su cabello corto hasta la mitad de su cuello cuando no reparte, porque le da vergüenza parecer que lo esté mirando como una acosadora.
Marilyn al tomar más confianza, por verlo pasar más seguido, levanta siempre la mano para saludarlo, aunque le cuesta mucho, él chico ni se molesta en mirarla.
Pasan los días y ella le ofrece al dueño de la cafetería repartir las ricas galletas que hace el lugar para promocionarlas, con ese pretexto cruza la calle y lo enfrenta.
― ¿Quieres una galleta? ― dice toda sonrojada.
― No, gracias ― él le contesta.
Ahora puede mirarlo más de cerca, su cabello largo, sus facciones preciosas y su extraño color de ojos.
― Tus ojos...
― Disculpa, debo irme ― la interrumpe y se va.
Marilyn queda con la bandeja en sus manos, decepcionada, el día no termina rápido, hay muchos clientes y ella esta cansadísima, se hace muy tarde.
Al retirarse, camina en la oscura vereda, un hombre se para frente a ella y la apunta con un arma.
― Dame toda la guita.
Asustada, nota que el delincuente esta pasado de droga y mientras busca el dinero para dárselo, la empuja contra el callejón.
― Cambie de opinión, dame algo mejor ― se abalanza sobre ella que tapa sus ojos por el horror de la situación, pero no siente su ataque.
Al abrir sus ojos y correr sus manos, el hombre yacía desmayado en el suelo a un costado de ella y quien tenía adelante era al chico guapo que observaba siempre desde la vereda del frente. Él la ayuda a levantarse y ella le pregunta.
― ¿Quién eres?
― Todos me conocen como Bast ― él aclara.
― Bast... ¿Qué eres? ― la chica pregunta al sentir que esa escena que acaba de ocurrir no era normal.
― Olvídalo, no necesitas saberlo ― se da la vuelta.
― ¡Espera! Quería conocerte ― lo detiene.
Bast intento negarse, pero la muchacha insistió tanto que no pudo. Entablaron una relación de amistad, aunque ella deseaba otra cosa, sin obtener resultados, un día él decide despedirse.
― ¿A dónde vas? ― Marilyn le pregunta.
― Viajo mucho, me gusta viajar ― él sonríe.
― Entiendo ― lo dice decepcionada, quería seguir viéndolo.
― No creo que nos volvamos a ver ― él acota.
Ella pone cara de sorpresa pero no le responde, quedándose muy triste, sin embargo aunque eso sucede, Bast se va.
Semanas después...
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La sangre que corre por mis venas (sin editar)
Vampire"Tengo la orden de mantenerte a salvo por los medios necesarios" Luego de convertirse en vampiro, su vida ha cambiado por completo y un extraño secreto la persigue. "La sangre que corre por mis venas está maldita" Ya no hay vuelta atrás... ------ *...