01| Te creo.

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EN MULTIMEDIA: ISABELLE MENDES (HOLLAND RODEN)

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Capítulo Uno: Te creo.

— Estoy esperando su respuesta, señorita Mendes —habló el oficial de policía sentado al frente mío.

Tenía la mirada neutra, como cualquier policía la tiene cuando está haciendo un interrogatorio. Situación en la que me encuentro.

— Si le digo no me creerá. Primero; porque no recuerdo nada, solo esa noche. Y segundo; porque no es una historia normal —dije firme mirándolo a los ojos. Era un hombre de más de cuarenta años, alto y moreno.

— Haga el intento.

Asentí lentamente, sabía que si no decía nada, me echarían la culpa de la "muerte" de Ana, mi mejor amiga. Pero yo sabía que ella estaba viva. Tengo el presentimiento de que aquel ser anormal no la mató.

— Esa noche me había reunido con Ana, estábamos viendo una película de terror cuando de repente alguien toca la puerta. En serio nos asustamos, en especial Ana...

— ¿Por qué Ana se asustó más que tú? —me interrumpió el policía con su gruesa y prepotente voz.

— Ella es muy asustadiza, desde que era pequeña ha sido así —respondí recordando las veces que Ana gritaba cuando se asustaba. Soltaba un gritó muy chillón y abrazaba lo que tenía más cerca. Ya sea a un desconocido.

El policía apuntó lo que decía en una hoja, que cuando lo hizo pude notar su horrorosa caligrafía y que escribió su nombre al inicio. El oficial se llamaba Christian. Alzó la vista y me pidió que continúe.

— Luego de unos minutos ya habían dejado de tocar la puerta, así que seguimos viendo la película pero esta vez sonó el teléfono y de nue...

— De nuevo se asustaron. No sé porque siento que esta historia ya la he oído. ¿No pensaron que el de la puerta podía ser un vecino y el de teléfono un número equivocado o sus padres? —dijo obvio y algo harto de mi declaración.

— No he llegado al final —dije borde—. Obviamente tampoco contestamos pero a los segundos mi celular sonó, era mi ¿mamá? Yo no tengo mamá pero recuerdo que en el nombre de la llamada decía Mamá en...

— ¿Qué quería? —interrumpió de nuevo Christian.

— Me preguntó cómo estaba y luego de eso colgué. No sé cuanto pasó pero nos llegó un mensaje a ambas de un número desco...

— ¿Qué decía el mensaje? Exactamente.

No me han abierto la puerta, no me han cogido el teléfono, pero aún así e podido entrar.

Musite, recordando las palabras del mensaje.

— Luego de eso decidimos ir a dormir pensando que era un broma pero algo en mí decía que no lo era. Luego nos llegó otro mensaje: Se que están asustadas, se que sus corazones van acelerados, y también sé, que mañana no van a contar esto. ¡Miren Atrás! —continúe alzando cada vez más la voz. Las manos me empezaron a temblar y sudar. Me estaba poniendo nerviosa. Sentí como los escasos vellos de la piel se me erizaron.

— ¿Luego? ¿Qué más Isabelle? —insistió inquieto el oficial.

— Lue-Luego de eso, A-Ana volteó y empecé a oír sus gritos, eran gritos de horror, desgarradores. Me... Me asuste y cogí un florero que estaba cerca y me lo tiré sobre la cabeza. Antes de caer y terminar en el hospital, vi a un hombre, un... un hombre, que digo, monstruo con el ros-rostro rajado y ensangrentado clavandole varios cuchillazos a Ana. Luego de eso no sé que más pasó. Pero se que ese hombre no es de este mundo. El vino por algo y encontraré a Ana. La encontraré —terminé de contar con los nervios de punta.

La Noche de la DesapariciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora