Protect me, protect me

For you

Protect me, protect me

Capítulo 3: For you

Aún era de media tarde y Mary ya se encontraba en su casa, divagante. Sabía que la relación de amistad entre John y Sherlock era bastante fuerte, lo suficiente como dejar al borde del suicidio a un hombre bueno y noble como el doctor, por lo que le pareció una opción ideal nombrarlo algo tan importante como el "padrino de bodas". Sin embargo, era evidente que John no había sido el mismo desde su regreso ya que su trato había cambiado por completo. Durante el transcurso de la semana John se había rehusado a dormir con ella, mostrando un trato amable pero distante. Si bien nunca discutían, ahora apenas conversaban, habiendo momentos en que ni siquiera se cruzaban en las mañanas o cenaban juntos. Fue en ese instante que una pregunta se trepó incrédula a su cabeza ¿Era realmente una amistad o... acaso fue algo más? Esta interrogante la espantó demasiado, no obstante tampoco podía pretender estar ciega y seguir como si nada hubiese pasado.

El único lugar donde podría encontrar una respuesta es el departamento que John compartía con Holmes...en Baker Street – pensó Mary. Aprovecho que poseía una copia de la llave que John le había dado para emergencias y se dirigió hacia allá.

Sherlock y John se encontraban en el taxi camino a Scotland Yard, llenos de inquietudes y sobretodo miles de interrogantes en la cabeza de John. ¿Quién era "Morán"? Aún no lo sabía, pero después de lo ocurrido en su departamento era evidente que lo averiguaría muy pronto. Durante el viaje, Sherlock se mantenía silencioso y serio, al parecer se sentía perturbado por lo que acababa de ocurrir. Sin embargo y aunque consciente de lo ocurrido, John comenzó a mirar de cerca cada fibra, cada brillo y cada textura del rostro de Sherlock con devoción. Aquella piel de mármol que día atrás yacían entre sus brazos, sus ojos fulgurantes como aguas cristalinas, sus labios fríos y perfectamente delineados. Era encantador ver todo aquel espectáculo que se sentía prohibido y ajeno, pero a la vez tan, tan suyo... su fuerte sentido de voluntad y compromiso flaqueaban a cada segundo.

Sherlock se dio cuenta de la penetrante mirada del doctor y sin voltear a mirarlo, le tomo de la mano suave y tímidamente. Ese pequeño toque hizo que el cuerpo de John se estremeciera por completo. Tragó un poco de saliva y volteó a mirar hacia el otro lado. El detective no se movió. Solo se quedó mirando a la ventana, con una sonrisa tierna en los labios. Poco después, llegaron a su destino.

¡MALDITA SEA, ¿CÓMO ES POSIBLE QUE HAYA REAPARECIDO?! – gritó Sherlock, irritado.

No lo sé, toda la operación fue un éxito, él tendría que estar muerto, lo teníamos rodeado, lo acribillamos... ¡Tú lo viste! – Respondió Lestrade, con cierta angustia.

Por supuesto que lo vi y lo sigo viendo porque NO ESTÁ MUERTO. Es decir... ¿Qué ocurre con la maldita policía? Le he seguido el paso a Morán durante casi 3 años ¿para nada? ¿Tus gorilas no pueden hacer un trabajo tan simple teniendo todo a su disposición y en bandeja? De haber sabido que eran tan incapaces hubiera regresado antes, pude haberlo monitoreado desde aquí sus operaciones, haber maquinado una mejor estrategia fuera de aquel aburrido lugar donde estaba confinado, pude haber evitado que John.... – Sherlock guardó silencio al darse cuenta de lo que estaba a punto de decir. John lo miró consternado y bajó la cabeza, sin decir palabra. El detective continúo su conversación en un tono más calmado – Ahora, es imprescindible saber dónde se encuentra

Estamos trabajando en eso, ten paciencia – Respondió Lestrade

¿Paciencia? ¿Dónde carajo tienes la cabeza Lestrade? Tratamos con el segundo hombre más peligroso del planeta, Sebastián Morán, explotaron mi departamento con John dentro ¡Pudo haberlo matado! – Reprochó Sherlock, algo nervioso y caminando de un lado a otro con las manos juntas. Era extraño verlo así, pero al parecer el peligro era inminente. – Ese mensaje que me envió, estoy seguro que quiere que le encontremos...pero ¿cómo? Aun no nos deja ninguna pista.