Tres

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No sabía si lo que iba a hacer estaba bien, pero la curiosidad podía mucho conmigo. Rápidamente me puse unos jeans ajustados con rasgaduras en las piernas que dejaban ver un poco de piel.
Me puse un poco de maquillaje y termine mi atuendo con unos tacones no tan altos y una blusa negra muy sencilla pero ajustada.
Quería impresionarlo sin que él se diera cuenta, tome mi pequeño bolso y lo crucé por mi pecho. Salí disparada de la habitación.
¿Y si todo era una broma? No había pensado en eso, él dijo que ya estaba esperándome, ósea que él sabía que yo aceptaría. Y cuánta razón tenía. Suspire, yo sabía que eso no estaba bien, pero sinceramente, ¿Cuándo se me presentaría esa oportunidad nuevamente? Exacto, jamás.
Cuando el ascensor se detuvo fui justo a la entrada del hotel, Jordan no estaba por ningún lado. Me puede ahí parada como idiota, seguro que el chico sólo quería divertirse llamando a alguien prometiendo cosas que posiblemente no cumpliría.
— ¿Amiga de Jordan? — pregunto un hombre sobresaltándome, era moreno y con algunos tatuajes.
—Sí... eso creo — susurré
—Vamos,  él te espera
Sonriendo me pidiéndome que lo siguiera. Me sentía incómoda, como sí de repente yo fuera una de esas chicas que se utilizan para una noche y jamás las llaman.
Pero tal vez yo era eso, porque obviamente Jordan no me ofrecería nada que no fuera sólo sexo. Pero la verdad es que no me importó.
—  Viniste, eh — dijo Jordan sonriendo y mirándome de arriba abajo, ni yo misma me creía que estuviera frente a él. No podía negar que el tipo era terriblemente sexy y con unos músculos que te invitaban a tocarlos. —Date una vuelta para mi
Él  tenía la puerta del coche abierta y yo estaba parada a un lado de su amigo y frente a él. Tímidamente me di una vuelta lentamente, Jordan dejó escapar el aire entre sus dientes.
— ¿Esta linda, no? —le preguntó Jordan a su amigo, él lo miró de regreso y sonrió.
— Muy linda— estuvo de acuerdo él
— Pero es mía —Jordan dijo, y me tomo de la mano jalándome al interior del auto, él estaba sentado en la parte trasera de un auto negro, nada comparado con los autos deportivos que solía conducir. Me dejó sentada de lado sobre su regazo, se mordió el labio apretando mi mano.
— ¿Notas lo duro que me tienes? —me pregunto levantando un poco la pelvis, apretando su erección contra mi trasero. — ¿Lo notas? —insistió.
— Si —respondí, el chico quería respuestas. Levantó una mano y palmeo el respaldo del asiento de adelante y el auto se puso en marcha.
—  Me imagino que tomas precauciones —dijo él, pero ni siquiera había pensado en tomar píldoras anticonceptivas, mi vida sexual había muerto hace muchos meses. Negué con la cabeza. El me miro alzando una ceja — ¿No? —preguntó y volví a negar —Odio los condones, pero bueno, ya veremos qué hacer con eso.
Él sonrió y acercó su rostro al mío, tomando mi barbilla con su mano libre y levantándola para besarme. Lo hacía muy bien el maldito, luego soltó mi barbilla para tomarme de la cintura. Maldito Dios del sexo, pensé.
Soltó mi mano y la puso al otro lado de mi cintura, colocándome a horcajadas sobre él.
Así pude sentir más su erección contra mí. Me estaba provocando, y mucho. Apretó su agarre bajando las manos hasta mis caderas, moviéndome de adelante hacia atrás, de manera suave rítmica, rozando el bulto de sus pantalones contra mí.
Me estaba excitando mucho, la manera en la que él dominaba la situación, en la que poseía mi boca.
Un gemido se escapó de mis labios, al sentir sus besos en mi cuello y su erección debajo de mí. Al escucharme, el dejo salir un siseo de sus labios carnosos.
Jordan se separó de mí para verme a los ojos.
—Tranquila, esta noche es larga —dijo él levantando un poco la pelvis. —siéntate a mi lado.
Le obedecí como un robot y me senté a su lado. Tomó mi mano derecha y la puso sobre sus pantalones, justo donde su pene se encontraba. Me le quedé viendo con los ojos abiertos y él se rio.
—No seas tímida, preciosa. —sonrió, en ese momento su sonrisa cambio totalmente, parecía más dulce que pervertida. Aunque no creo que eso hubiese sido posible. Lo más probable es que fueran figuraciones mías.
No volvió a decir nada. Pero seguía estimulándose, obligando a mi mano apretar su pene sobre la tela de sus pantalones.
Cuando el coche se detuvo un hombre de tez negra abrió la puerta del lado donde Jordan estaba y bajamos del auto, él me ayudó a bajarme. Estábamos en un tipo de estacionamiento subterráneo.
—Bien, este es el hotel donde me estoy quedando —dijo él —vamos
Me tomo de la mano entrelazado sus dedos con los míos, a mitad del camino me soltó la mano y rodeo mi cintura. Subimos al elevador y varios pisos después se detuvo, Jordan deslizó la tarjeta sobre la puerta y esta se abrió. En el interior había una sala pequeña con muebles en color marrón. Jordan preguntó si deseaba comer algo, me negué, seguimos caminando hasta que apareció una enorme cama con sábanas blancas, y más al fondo un ventanal que daba a un balcón.
— Ven —dijo el, creí que cuando llegáramos lo primero que haría sería desnudarme, pero no fui así. Fui hasta donde estaba él, en el ventanal, me tomo la mano y me pego contra el metal que protegía el balcón se puso detrás de mí rodeando con sus fuertes brazos mi cintura, apretando su erección contra mi trastero.
—Esta, es una de las vistas más hermosas que he visto, tranquila, llamativa, sin personas tirando todo a la mierda.
Lo único que veía era la enorme ciudad llena de luces, personas caminando de un lado a otro, disfrutando de la noche.
— ¿Te gusta? —Me preguntó inclinando la cabeza hacia adelante, susurrando contra mi odio, ladee la cabeza facilitándole el trabajo, luego me besó el cuello, muy suavemente — ¿Te gusta lo que te hago sentir?
— Si — respondí en un susurro.
— ¿Si, que? Preciosa — preguntó
— Si me gusta
—Bien.
Dijo simplemente, luego llevó sus manos a mis pechos apretando mis pezones mientras me besaba el cuello y los labios, no podía creer que estuviera ahí, con él. Pero no me arrepentía. Sinceramente.
Me dio la vuelta para quedar frente a él, tomo mis brazos los colocó sobre sus hombros, y puso las manos en mi trasero llevando mis caderas hacia las suyas, envolví mis piernas detrás de su trastero, mientras el me besaba con desesperación, camino conmigo en brazos hasta llegar a la cama, tumbándose sobre mí.
Me miro a los ojos y yo sentí que la respiración me faltaba.
Se despojó de su playera blanca dejándome ver su abdomen bien definido. Después se quitó los pantalones dejándose el boxer de color rojo. Pero qué bueno esta, pensé.
— ¿Le has hecho sexo oral a alguien? —pregunto
—  No, nunca —  respondí.
El levantó una ceja y sonrió pícaramente de lado, me dio la mano ayudándome a sentarme en la cama mientras él se ponía de pie.
—  Siempre hay una primera vez —dijo el, y yo tragué saliva.
Tomó el dobladillo de mi blusa y la quito sin aviso. Luego me puso de pie y se arrodilló frente a mí, levantó la vista mirándome a los ojos y sin apartar sus ojos de mi desabotono mi jean y bajo el cierre deslizando el pantalón por mi piel hasta que sólo quede en ropa interior, se puso de pie nuevamente y me volvió a besar, metiendo las manos en mis bragas, luego me levanto de las piernas llevándome una vez más a sus caderas moviendo la pelvis haciéndome gemir cada vez que sentía su pene contra mí.
Me puso de pie una vez más y me quite los tacones.
—Me vas a hacer sexo oral, déjame ver como lo haces.
Me quedé paralizada, obviamente tenía idea de cómo hacerlo aunque nunca lo hubiera hecho.
—Vamos bonita— Me animo con una seductora sonrisa.
Me arrodilló frente a él y lleve mis dedos a la tela de su boxer, bajándolo, levantó un pie y después el otro para quitárselo.
Y frente a mi quedó su miembro erecto, tenía un muy buen tamaño, lo tome con una de mis manos, era grueso tanto que la palma de mi mano no lo rodeaba completamente.
—  Mírame a los ojos
Dijo él, abrí la boca y rodee la punta con mis labios escuchando un gruñido del chico. Estaba duro, muy duro, y mi mano se deslizaba de arriba abajo por su erección gracias al líquido pre seminal, pase la lengua por toda su longitud.
—  Mírame —me recordó cuando deje de mirar sus hermosos ojos cafés.
Levante la vista y le sonreí a modo de disculpa. Y continúe chupando su enorme pene, llámenme sucia o lo que sea, pero de un momento a otro me encantaba su sabor, su dureza y su longitud, me encantaba sentirlo en mi boca. Di pequeñas mordiditas en su pene y el gruño, me tomo de las manos y me levanto del piso basándome con desesperación mordiendo mi labio inferior y metiendo la lengua en mi boca.
Me despojó del sujetador con fuerza se arrodilló una vez más bajando mis bragas, cuando las quito por completo me tomo de las caderas acercándome a él y me dio un beso en mi intimidad.



Amor mío  (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora