Cuatro

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...y me dio un beso en mi intimidad.
Después de ese beso, Jordan dio un recorrido de besos acompañados, húmedos y fríos, pasando por mi abdomen, pecho y finalmente en deteniéndose en mis labios. Succionaba delicadamente mi labio inferior, y yo quería hacer lo mismo, pero el mantenía el control sobre mi boca.
Me tomo de la mano y poniéndose de pie me ayudo a hacer lo mismo.

—Ven-—me dijo y me llevó hasta el otro extremo de la enorme cama. Se sentó en la orilla, justo en una esquina— siéntate a horcajadas sobre mi — ordenó, mientras él tomaba su erección con una mano y lo introducía en mi al tiempo que yo me sentaba sobre él. Sucedió de manera lenta, la sensación era placentera, cerré los ojos y eche la cabeza hacia atrás.

Jordan me tomó de las caderas marcando el ritmo, arriba, abajo, arriba, abajo... lentamente. Agradecí eso, ya que yo no seria capaz de mantener el ritmo por tanto tiempo. El chico inclinó la cabeza y se llevó a la boca mi pezón derecho succionándolo, lamiéndolo y finalmente mordiendo suavemente. Una vez mas me dedique a ver su rostro y sobre todo sus labios al rededor de mi piel. Repitió la acción con mi pezón derecho. Poco a poco me movió sobre él más rápido hasta que de pronto se detuvo, arquee la espalda violentamente cuando el se detuvo.
Él gimió cundo apreté mis paredes vaginales en su erección.
Se puso de pie conmigo en brazos y me llevó hasta donde estaba una mesa con un florero, en su frente se comenzaban a notar ligeras gotas de sudor y su cabello dorado colgaba un poco sobre su frente.
Con una mano tiró al piso el florero y puso mi espalda sobre la mesa, asegurándose que mi trasero quedará en la orilla. Poniendo la planta de mis pies sobre la madera, de modo que mis piernas quedaron abiertas y con las rodillas dobladas.
Estaba totalmente expuesta ante el.

Se hundió en mi con un movimiento rápido y brusco.

—Oh, mieeerda— murmuré gimiendo. Me llenaba por completo, me gustaba, sinceramente dolía, pero a la vez era una sensación que me gustaba mucho y me hacia querer mas.
Una vez más me tomo de las caderas empujándome más contra él.

—¿Te gusta, preciosa? ¿Te gusta como te hago mía?
Pregunto él, pero lo único que podía hacer era agarrarme de la madera de la mesa, y gemir una y otra vez.
Jordan paro sus movimientos repentinamente y salió de mi, su respiración estaba acelerada, su frente ahora con mas sudor, incluso su pecho. Abrí los ojos parpadeando, deseando más. Sus ojos miraban los míos tenía la boca ligeramente abierta.
Se volvió a meter en mi rápido, violentamente, se me escapo un grito de placer.

—Te he preguntado algo —gruñó el chico, deteniéndose — Responde — dijo el dando una nueva embestida fuerte, gloriosa.
—Si, si me gusta — chillé y él continuó con sus movimientos rápidos, que me hacían gemir de placer y apretar los ojos, me encantaba, me estaba volviendo loca.
—¿Mucho? — quiso saber él
—Mucho— murmuré — mucho

Me mordí el labio y al verme un sonido se escapo de sus dientes, tomo mis caderas y acelero los movimientos.
Jordan se movió más rápido empujándome hacia el, de pronto empujó más hondo haciendo que sus testículos pagarán contra mi vagina, provocándome un grito de dolor y de placer, hizo que me corriera en un placentero orgasmo.
Continuo moviéndose en mientras yo arqueaba la espalda.
—Falto yo, ahora me toca correrme a mi— gruñó inclinándose para besarme los labios. Su desesperación por besarme me gustaba, me gustaba tanto que me hiciera llegar al orgasmo sin que yo tuviera que masturbarme.

Empujando su pene en mi , gruñendo en mi cuello hasta que después de una, dos, tres... no se cuantas penetraciones hasta que se corrió dentro de mi.
—Mierda— dijo él cuando término — nunca pregunto esto pero, ¿Cuántos hombres han estado en tu cama?— pregunto sin salir de mi. Su pecho subia y bajaba, su boca estaba ligeramente abierta.
Abrí completamente los ojos, no creí que eso importara. Cuando no respondí Jordan sonrió de lado mirándome a los ojos y saco su pene sustituyéndolo con sus dedos. Gemí.
—Uno, sólo uno — dije en un hilo de voz.
Jordan me miró sorprendido, Pero no sacó sus dedos, continuó metiendo y sacándolos mientras que, con su dedo pulgar hacia círculos en mi clítoris.
— Vaya, por eso estás tan apretadita.
Me dejó con ganas de más cuando sacó sus dedos. Me miró a los oos unos segundos, suficientes para poder ver el color miel mezclado con un ligero dorado.
Se incorporó y me ayudo a ponerme de pie, me tomo de la mano y me condujo al baño.
Se metió conmigo y abrió el grifo de agua fría, esta cayó en segundos sobre nuestros cuerpos.
De repente abrió los ojos completamente y se dio una palmada en la frente, apretó los ojos y volvió a palmearse la frente.
—Pero que estúpido soy, ¿Cuál es tu nombre, preciosa? — abrió los ojos y me miró con su típica sonrisa de conquistador tierno.

Genial, pensé. Acabamos de acostarnos y no sabe mi nombre, nunca lo preguntó y yo tampoco lo mencioné.
—Amber — respondí antes de que me hiciera sufrir con sus dedos o su pene. Y digo sufrir porque me calentaba y después no terminaba de calentarme, ya había notado que eso hacia cuándo no respondía a sus preguntas.

El asintió, y se puso bajo el agua, lavándose, mientras yo sólo lo veía inmóvil, cuando se dio cuenta se sonrió y se acercó a mi, lavándome de manera erótica, masajeando mis pechos y estimulando mis pezones hasta que quedaron duros, picaban, picaban reclamando su boca. Jordan se acercó a mi y note su erección.
Oh mierda, este tipo nunca se cansa, pensé.
Y tenía razón, me giro de modo que mi trasero pegaba contra su erección.
—apoya tus manos en las baldosas
Ordenó el susurrando en mi cuello, y yo obedecí. Y nuevamente me llenó con su pene, mientras sus manos sujetaban mis pechos para empujarme más y más contra el.
Jordan, Dios del sexo, haciéndome gemir y gritar de placer. Cuando se corrió en mi interior arquee la espalda agotada mientras el gemía mi nombre, y me sujetaba de los pechos ya que mis rodillas temblaban, ese chico me dejó completamente agotada y satisfecha.
Quería dormirme en ese momento, me sentía cansada, pero él, me ayudo a lavarme nuevamente.
—Te dejo un momento— dijo rodeando sus caderas en una toalla— si me quedo aquí contigo, nunca saldremos de este baño. Desnuda eres una droga.
Dijo él y salió del baño, no sin antes besarme y morderme el labio inferior.

Cerró la puerta detrás de él, mientras yo me aseaba con cuidado, los pezones me ardían y dolían y mi intimidad se sentía irritada.
Suspire relajándome y dejando que el agua cayera sobre mi, hasta que ya no pude más y me enrede en una toalla para irme a mi habitación de hotel o dormir al menos una hora en la cómoda cama de Jordan.

Amor mío  (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora