Cap. 58

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  MINI-MARATÓN 3/3 [FIN DE MARATÓN]

Mario cerró sus ojos y cayó al suelo.

Sentimos caer en unos arbustos altos y asperos, hundí mi cara entre su pecho mientras sentía una brisa del viento por mi oreja.

De repente sentí que Mario me movió un poco y me cubrió, protegiendome por el impacto. Sentí mi cabello azotar contra mi cara y mi cuerpo temblar mientras sentía en mi pecho que me asfixiaba.

Traté de respirar y sentí las manos de Mario sobre mí, luego lo sentí presionar sus labios contra los míos. Lo sentí respirar en mí, y me dí cuenta entonces que estaba haciendome respirar de nuevo.

Segundos después, Mario se separó lentamente de mí. Miré hacia arriba y ví una nube de humo negro, obsureciendo todo densamente.

Lentamente me levanté y miré hacia el hospital. Ví fuego en todo alrededor, no había nada más que bloques negros de lo que solía ser el hospital.

Miré hacia Mario, no creyendo lo que estaba pasando.

Mario tenía marcas obscuras sobre su ropa y su cuerpo, me miré los brazos y estaba igual que él.

Me dí cuenta de que mi respiración estaba muy pesada, sabiendo que el humo me causaba problemas para respirar, pero nada de éso me importaba. Solo me importaba el hecho de que muchas personas habían muerto bajo mi conocimiento.

Miré mis manos, Mario lentamente se levantaba y miró a nuestro alrededor. Sus ojos se posaron sobre mí y yo seguía mirando mis manos.

- ______.- pronunció con dificultad mi nombre. Me tomó y me acercó a él para abrazarme.

- ¿Cómo pudo pasar esto?.- Mi voz sonaba debil. Mario no me respondió, levanté la mirada para ver su rostro lleno de tristeza. - Pudimos salvar muchas vidas.

Maio lentamente negó con su cabeza, sentí que mi garganta se hinchaba.

- No había manera que pudieramos hacer eso.- dijo él. Lentamente nos separamos un poco y escuché sirenas llegar a la ciudad. - Tenemos que detener esto antes de que se ponga peor.

Me llevó a su camioneta, me estremecí cuando la ví. Éra la misma camioneta donde Alex me había secuestrado, Mario me apretó el brazo, tranquilizandome.

- Es todo lo que tenemos, por el momento.- me dijo.

Entendí sus palabras y me subí al asiento del pasajero mientras Mario se subía también y comenzaba a conducir antes de que algún policía llegara.

Miré el hospital de nuevo, entendí que mi fin hubiera podido llegar de nuevo. Miré a Mario y lo vi concentrado en la velocidad y en la carretera.

EL, solo EL era la razón por la que aún seguía caminando en este mundo, me estiré para alcanzar su mano, Mario me miró y me dejó tomarla. La tomé con las dos manos, la llevé hacia mi rostro y la besé.

- Yo...- comenzaba a decirle aún con mi voz debil. Entonces Mario me acercó a él y me recargué en él.

- Lo sé.- dijo antes de que prosiguiera. - sé como te sientes, como si no deberías estar viva, pero estas feliz y triste al mismo tiempo.- me apretó y me besó en la frente.

Fué como si hubiera leído mi mente, pronunció lo que yo no podía. De repente se detuvo, estabamos ya fuera de la ciudad, en una carretera vacía y solitaria frente a la costa.

Me hize a un lado lentamente, mientras Mario tomaba su mochila y salía de la camioneta.
Salí también y lo ví sacando las placas del carro para después romperlas en pedazos. Se acercó a donde había una montaña de hojas y tierra, y sacó un encendedor.

Ví cómo Mario quemaba los pedazos de placas, lentamente los recogió y los tiró al río, ambos los vimos hundirse.

Caminé a un lado de él y entrelazé mi brazo con el suyo, ambos nos quedamos en silencio después de unos segundos.

- Ahora a deshacerme del carro.- dijo Mario.

Se metió a la camioneta y la encendió, la acercó a la orilla del agua y salió, después la empujó al rio viendola flotar, casi hundiendose.

Mario sacó su encendedor y quemó un pedazo de tronco, lo tiró hacia el carro, continuó hundiendose hasta que vimos sólo algunas burbujas en la superficie.

Mario se dió la vuelta y caminó hacia mí, su rostro se veía pasivo, no hacía ninguna expresión realmente.

Presionó sus labios contra los míos mientras me abrazaba fuertemente, lentamente abrió sus ojos y me miró.

- No sabes lo feliz que estoy de que estés aquí...- me dijo.

~... Y no en el hospitál.~ Pensé en mi mente, sabía que éso era lo que estaba pensando, suspiró y me sonrió débil. Comenzamos a caminar tomados de la mano hacia la carretera.  

My Dark Angel ❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora