Capítulo III

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Viajamos durante la tarde para llegar en la noche y poder dormir, así evitaríamos el jet-lag, más por los niños que por nosotros mismos.

En el trayecto de camino al aeropuerto descubrí que no viajaríamos en avión si no que lo haríamos en el jet privado de la familia, el cual por palabras de Andreus estaba a nuestra disposición, Andrew y Natalia ya estaban planeando todos los lugares que visitarían antes de caer rendidos en la cama, porque sí, en la parte trasera había una habitación sumamente grande y elegante en la cual durmieron los niños.

-Nos acabamos de casar y ya tenemos dos hijos, que rápido pasa el tiempo -intenté bromear con Andreus -Lo siento, son los nervios.

-Está bien, no te preocupes, no caeremos, tenemos el mejor piloto del país.

-A decir verdad, esa no era mi preocupación -ambos reímos.

- ¿Qué te preocupa? – tomó asiento frente a mí.

-Tu familia, ¿saben lo que está pasando? -su mirada era de incomprensión -Hablo de la existencia de Andrew.

-No, mis hermanos no saben absolutamente nada -suspiró -Te contaré un poco acerca de mi familia. No son una familia unida y fuerte, exceptuando a los más pequeños todos son individualistas y egoístas. Mi padre se casó con mi madre cuando eran muy jóvenes, formaron su imperio de la nada y luego lo levantaron de las cenizas, yo tenía ocho años cuando mi madre murió de cáncer -mantenía la vista en sus manos las cuales tomé entre las mías -Dos años después mi padre se casó son su secretaria, Amanda, ella tenía dos hijos menores que yo y muchas deudas, como mi padre siempre fue buena persona se casó con ella y les dio su apellido, cambiaron el nombre de los dos pequeños porque su madre quería seguir con la idea de mi madre, que todos sus hijos tengan por inicial la A, así se mudaron con nosotros Argus de siete años y Achilles de cinco, nunca me llevé bien con ellos, su madre sacó las garras a los pocos días de instalarse en nuestra casa. Con el paso de los años el hermano mayor de mi padre murió dejando a su esposa y sus dos hijos, Aeneas tenía cinco y Adara tres, un día los dejó en nuestra casa y nunca volvió por ellos, no hemos sabido de ella en todos estos años. De ahí siguen los más pequeños Adonia y Adonis ambos tienen diez años, gemelos idénticos -me miró a los ojos -Mi padre los encontró en la puerta de la casa con una nota de la madre de Aeneas y Adara, resultó ser que cuando mi tío murió ella estaba embarazada, después de las pruebas respectivas se quedaron con nosotros. Cuando mi padre enfermó la hermana de Amanda se mudó con nosotros para darle un supuesto apoyo moral.

- ¿Por qué todos están bajo tu cuidado?

-Amanda no supo educar a sus hijos y eso es algo que mi padre siempre ha tenido en cuenta -esa es la razón -Samantha, el ama de llaves ha sabido ayudarme todo este tiempo, pero no es suficiente, no para el estado. Por más dinero que tenga y por mejor educación que pueda darles a los niños no es lo mismo que una madre y he llegado a querer a esos niños más que a nada -me miró.

–Entiendo -bajé mi mirada a nuestras manos, esa era la razón oculta.

-No me malentiendas, cuando me enteré de la existencia de Andrew cuando vi esa fotografía no dudé ni un minuto al tomar el jet y viajar hasta ustedes, no necesito más que verlo para saber que es mi hermano, cuando yo era pequeño era idéntico a él -río -Así que no te preocupes, será muy guapo cuando crezca -sonreí.

-Que alivio -intenté sonreír -Has pasado mucho Andreus, y así como me has ayudado a no perder a mi pequeño, te ayudaré a no perder a los tuyos.

-Ayúdame a no perder a los nuestros -remarcó la palabra -Se que han estado solo mucho tiempo y aunque Andrew esté muy contento por saber que tiene un padre después de lo que me dijo en la cocina sé que aún hay tristeza en su pequeño corazón por haberme ausentado tanto tiempo, no digas que no me correspondía a mí, pero si mi padre amó a tu madre como amó a la mía alguna vez así amaré yo a esos niños, amaré a Andrew y a Natalia como si fueran mis hijos, como tú los amas.

Sus palabras me habían conmovido, me había casado con un hombre que era capaz de todo por su familia. Después de una larga charla acerca de su familia y la mía me quedé dormida.

Desperté en una gran cama sola y desorientada, pronto pude fijarme donde me encontraba. La puerta se abrió dando paso a un Andreus despeinado.

-Ya llegamos -sonrío -Ya descargaron las maletas, y los niños ya subieron al auto faltamos nosotros.

Lo seguí al automóvil que nos espera y nos pusimos en marcha a casa. Los niños hicieron todo tipo de preguntas acerca de su nueva casa y sus hermanos, las cuales tuvieron una muy buena respuesta. Después de aproximadamente veinte minutos de viaje ambos yacían dormidos, cada uno a mi costado. Andreus tomó a Natalia entre sus brazos y yo a Andrew, nos encaminamos en silencio hacia la entrada principal. Todo estaba oscuro, después de encender un par de luces llegamos a la habitación que por el momento compartirían los niños. Las maletas ya estaban ahí y dejé al más pequeño en la cama que le correspondía. Estiré mi espalda y bostecé, después de todo no se descansa bien en un avión.

-Nuestra habitación está junto a esta -indicó Andreus una vez dejó a Natalia sobre la cama de ella -No te preocupes, hay un monitor en ambas habitaciones, así sabrás si alguno se levanta.

- ¿Dormiremos en la misma cama?

-Sería muy raro que estando casados nos vieran dormir en habitaciones diferentes -como no había pensado en eso -Pero no te preocupes, la cama es lo suficientemente grande como para que no nos rocemos durante la noche -sonrío y susurró algo dándose la vuelta.

-Dijiste algo -afirmé

-Por aquí -abrió la puerta guiándome a la habitación.

Giré sobre la cama y para mi mala suerte las cortinas estaban abiertas de par en par.

-Que desgracia -mis manos limpiaron mis ojos y me senté sobre la cama.

-Disculpe señora, no era mi intención levantarla. Si gusta me retiro -había una señorita en la habitación, el uniforme que usaba parecía ser del siglo XIX, seguramente se cansaba por llevar ese horrible uniforme que por todo lo que había que limpiar.

-No te preocupes, y por favor llámame Isabella. ¿Sabes dónde está Andreus? -me puse de pie agarrando mi cabello en una coleta alta.

-Sí seño... -la miré -Isabella -ambas sonreímos -Está en el comedor con los señoritos, hace un momento bajaron todos a desayunar. El señor dio la orden de que la dejáramos descansar.

-Está bien... -no sabía su nombre

-Clementina, a su servicio -hasta las poses parecían ser del siglo pasado.

-Clementina, gracias por el dato. Ten un buen día.

Cepillé mis dientes, lavé mi rostro y me cambié el pijama. Minutos más tarde estaba camino al comedor, el inmenso comedor.

Mis niños se encontraban sentados a la izquierda de Andreus, a su lado derecho había un asiento vacío espero que reservado para mí porque en esa mesa no cabía nadie más.

-Mami -gritó mi pequeño bajándose de la silla -Mira mami el señor bonito que es mi papi -río contento -Se quedará con nosotros para siempre, ya no se irá nunca jamás.

La expresión de felicidad en su rostro era única, hacía que en mi nacieran unas increíbles ganas de llorar.

Andreus se puso de pie y me guío hasta el asiento a su derecha, menos mal si era el mío.

-Como amaneciste cariño -dijo depositando un beso en mi mejilla.

- ¡Ah! Mi papá le dio un beso a mi mamá -chilló Andrew y todos en la mesa rieron, incluyéndome.



Perdón que me halla ausentado tanto tiempo, pero me es difícil equilibrar las responsabilidades con el ser joven y encontrar el amor hahaha (no, aún no pasa. sigo soltera :c )

Espero les guste el capítulo y se que siempre digo esto (perdonenme) pero esta vez de verdad empezaré a actualizar más seguido. Ya estoy hallando el equilibrio. Deseenme suerte

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⏰ Última actualización: Nov 05, 2017 ⏰

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