Tome el primer bus que me indicaba que llegaría cerca del lugar donde vivía el pequeño chico, de los nervios compre casi toda la farmacia y el supermercado.
Lleve mi mochila en mis piernas, las bolsas a mis costados y esperaba llegar pronto al lugar.
-¡Oye chico aquí es!-gritó el conductor de aquella micro, Salí disparado fuera de aquel bus.
Las pequeñas gotas comenzaban a caer sobre mi cabello y el viento comenzaba a revolotear con las hojas de los árboles y mi chaqueta abierta.
El cielo nublado me avisaba que apurara el paso, porque si no terminaría empapado.
-A ver... calle dos, villa ¿los rosales? ¿Departamento 304?-hablo en voz alta para ver si entiendo mejor todo.
Las calles son demasiado confusas para alguien desorientado como yo.
Divise un edifico a tres calles al norte, la lluvia comenzaba a derrumbarse en las calles y en mí.
Trate de cubrirme con mi mochila mientras caminaba, pero la lluvia era mucho más escurridiza que yo, así que llego hasta mis zapatos.
Empapado, estaba hecho una bolsa de agua.
Cuando camine las tres calles mire las escaleras del edificio y subí rápidamente al tercer piso.
"Bien ya estás aquí, Ahora golpea esa puerta."
Dejo caer as bolsas en mis pies y coloco mi mochila en mi espalda.
Mi puño golpeo tres veces la madera de aquella puerta frente a mí.
Y no salía nadie.
Mi mano dio tres golpes más y lleve mi oreja hacia la puerta esperando escuchar algo del otro lado.
Pasos, pasos lentos y pesados.
Una tos, y un quejido.
"Al menos está vivo"
-¿Quién es?, Si es un vendedor no tengo dinero, gracias-Escuche la dulce voz del chico alterada por el probable resfrió.
-No, no soy un vendedor, soy el repartidor de pizzas, pidieron una aquí-trato de hacer mi voz más profunda para que no me reconozca.
-Debe estar bromeando, no he pedido ninguna pizza-Escucho como busca las llaves para abrir la puerta, alejo mi oreja de la tiesa madera y arreglo mis ropas mojadas.
Tomo las bolsas en mis manos y sacudo mi cabello empapado.
Y escucho el ¡CLIC! De la puerta al abrirse.
-¿T-Tu qu-e haces aquí?- su cara pálida y ojeras me miraban con sorpresa, llevaba una polera blanca que le llegaba más arriba de las rodillas, unos calcetines descambiados, su pelo en un desorden total.
-Vengo a ver a mi enfermo-
-Adiós-intento cerrar la puerta en mis narices pero yo ya llevaba más de medio cuerpo dentro.
-Demasiado tarde pequeño-Dije mientras entraba por completo dejándolo sin espacio personal y su suelo mojado por mis ropas empapadas.
-Acosador...-murmuro.
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Entre libros (JICHEOL)
Short StoryLos libros y un chico. Historia corta. Creación propia. No adaptar.