I: Iniciando la treta

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Heya me recuerdan? Yo sé que no. En fin este día no, no les traigo una actualización sino un nuevo fic, una colaboración con otra gran escritora que quizá algunos ya conozcan y algunos no, su nombre es Iva Ren, y la pueden encontrar en ff con este mismo fic y otros grandiosos escritos más.

Nada qué agregar por mi parte, así que los dejaré leer.


Era una nubosa mañana, el cielo grisáceo presumiendo una tormenta más adelante en el día, el rocío en los tejados y las plantas y en las ventanas de las casas.

El ajetreo matutino no podía faltar, con el pasar de la mañana, la multitud se acrecentaba, y de entre todo ese desfile de mamíferos, una pequeña y singular coneja corría a toda prisa, esquivando a cualquiera que se pusiera frente a ella; en su carrera acomodaba su abrigo, el frío golpeaba con una fuerza endemoniada que agitaba su pelaje, la obligaban a mantener sus largas orejas resguardadas tras su espalda, aun así, daba largos pasos, buscando llegar a tiempo.

La coneja iba a toda prisa, buscaba ser puntual para su audición, a unos metros de llegar, su gran sentido del oído ya podía escuchar a alguien cantar, una voz masculina, algún animal joven seguramente.

En pocos minutos más, se encontró frente a la entrada, recobró el aliento, se aseguró de que su ropa siguiera en su lugar y entonces entró, siendo recibida por la imagen de una pequeña multitud, todos escuchando al chico cantando, se detuvo por un momento, apreciando la escena, divisando una pequeña mesa con dos animales sentados en ella, un escenario apretujado, con la banda tocando al fondo. Había al menos una docena más de animales, en su mayoría machos, de hecho, todos lo eran, y ella era la única hembra en el lugar.

De manera inmediata se convirtió en el centro de atención, todas las miradas de los machos presentes se depositaron en ella, la coneja se mostró algo incómoda, simplemente se limitó a acomodar sus orejas y luego procedió a sentarse para escuchar el resto de la canción del chico en el escenario.

La letra era pegajosa al igual que el ritmo, un estilo rocanrolero que simplemente nunca pasaba de moda; el cantante sin dudas un animal apuesto para su especie, una pantera con un pelaje negro tan puro que incluso brillaba con las luces.

Uno de los sujetos en la mesa llevaba consigo una tabla, bolígrafo en mano izquierda y una expresión seria e indiferente hacían gala de su mal carácter. En cuanto la pantera terminó de cantar, simplemente asintió y procedió a garabatear algo en las hojas que había engarzadas al trozo de madera.

―Muy bien, puedes sentarte ―dijo el búfalo mientras miraba la hoja.

Era imponente, los enormes cuernos en la cabeza, haciéndole compañía a un sombrero de copa, vistiendo un traje azul marino y a lado de él, se encontraba un conejo, significativamente más pequeño, aunque eso no lo hacía menos, por el contrario, podría decirse que era mejor parecido que su compañero; pelaje castaño claro y un poco largo en la cabeza, logrando simular un peinado hecho hacia atrás y crepé al frente, muy al estilo de Elvis Grizzley Llevaba puesto un traje negro y sus manos descansaban sobre la mesa.

―Muy bien, el siguiente ―decía el búfalo mientras veía la hoja–. Judith Hopps ―el desconcierto se hizo presente en cuanto revisó la hoja nuevamente, era un nombre de mujer―. Judith Hopps ―repitió, ésta vez subiendo más el tono de su voz.

Judy alzó la mirada, se levantó lentamente.

—Aquí —dijo temerosa.

El hombre volteó a verla, se sorprendió un poco a decir verdad.

—Las audiciones solo son para hombres —anunció el hombre.

—Dale una oportunidad —decía el chico a su lado –vamos Judith... te escuchamos.

Zootopia: The bad in each other. La venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora