NO ONE EVER LOVED

27 6 0
                                    

Estoy afuera del departamento de Eli. Intento introducir en la cerradura la llave que él me dio, pero mis manos tiemblan incontrolablemente y se me cae. Calma, Kevin, calma. Respiro una y otra vez hasta que por fin lo consigo. Un pequeño clic y estoy adentro. Abro la puerta: la habitación está completamente a oscuras. A tientas busco el interruptor y enciendo la luz. Lo primero que veo es a Eli sentado en la mesa de la entrada, mirándome fijamente. Sus ojos están rojos e hinchados como si hubiera llorado. Su mandíbula esta tensa; su cuerpo, en guardia. Nervioso, me acerco a él para besarlo en la mejilla. Él acepta mi beso, pero su expresión no cambia. Cuando por fin habla, su voz suena ronca y vacía:
—¿Dónde estabas?
—Fui a cenar con mi hermana Deanna y sus amigos de la uni.
—¿Crees que soy estúpido?
—¿Por qué dices eso?
—Vi cuando llegaste. ¿Quieres que te diga quién te trajo? AJ. ¿Qué no se supone que estabas con tu hermana y sus amigos?
—No estoy mintiéndote.
—¡Basta! —Dijo al tiempo que daba un fuerte manotazo en la mesa y no pude evitar saltar asustado.—Kevin: sé que me engañas con AJ. Ayer vi como te dejabas coger como una maldita puta en celo. ¿Qué tienes que decir a eso?
—Eli, no sé de qué estás hablando...
—¡Deja de fingir!
Se levanta de la mesa y camina tan rápido hacia mí, que cuando me doy cuenta lo tengo enfrente. Tengo miedo de su reacción así que intento darle la vuelta. Él se da cuenta y me toma del brazo tan fuerte que no puedo evitar gritar. Le pido que me suelte, pero no me escucha. Nunca lo había visto tan furioso.
—¿Desde cuándo te acuestas con él? ¡Contéstame!
Me azota contra la pared más cercana. Cierro los ojos y espero el golpe. Pero nunca llega. Él opta por descargar su rabia contra la pared. Algo dentro de mí se quiebra al verlo sufrir por mi culpa y entre sollozos, le digo la horrible verdad:
—Me acosté con él, dos o tres veces, creo. Estaba muy borracho. Aun no sé porque lo hice.
—¿Lo amas?
—Solo te amo a ti.
—Pues que hermosa manera tienes de amarme.
—Eli, nunca fue mi intención lastimarte, de veras.
—Como debieron reírse de mí. Dime, ¿él es mejor en la cama que yo?
—Eli, no...
—¡Contéstame, carajo! ¿Él es mejor en la cama que yo?
—¡No! Lo de Aj solo fue un error. ¡Tienes que creerme!
—Todas estas noches, te revolcabas con mi mejor amigo como una maldita puta. Después venías a verme y me besabas. Me besabas con esa boca de la que no salen más que mentiras.
—Si quieres que me arrodille, que te jure que no volverá a pasar, lo haré. Pero no me dejes, no me dejes, por favor.
—No quiero volver a verte nunca más. Se acabó.
Me aferro a Eli con todas mis fuerzas, mientras le pido perdón una y otra vez. Pero él no me escucha. El dolor lo rebasa. Me aparta bruscamente de su lado. Luego, abre la puerta y aunque intento resistirme, me saca a empujones del departamento.
—¡Nunca vuelvas a aparecerte por aquí! ¡Vete a coger con tu amante y déjame en paz!—grita antes de azotar la puerta detrás de mí.
Saco la llave de mi bolsillo e intento entrar de nuevo. Pero él ya ha trancado por dentro. Desesperado, toco con todas mis fuerzas.
—Eli, no me hagas esto. Ábreme, por favor. ¡Eli!
La puerta permanece cerrada y callada como él.
Sigo tocando hasta que mis nudillos están en carne viva y mi voz se apaga. Me desplomo en el frío piso y lloro por minutos, por horas.

DE VUELTA AL PRESENTE
En estos últimos días, el recuerdo de esa horrible noche no me deja en paz. Se repite una y otra vez en mi cabeza. A todas horas. Cuando duermo, cuando como. Y más ahora que él está en mi vida de nuevo. Pensé que los años lograrían sanar las heridas que nos hicimos mutuamente. Pero me equivoqué. Que ingenuo fui al creer que con mostrarme arrepentido y decir: "he cambiado" todo se arreglaría mágicamente. Quizás eso es lo que más me duele: darme cuenta que Eli nunca me perdonará por lo que le hice. Empiezo a llorar de nuevo. La gente se me queda viendo. No me importa. Ya nada me importa.
—Pasajeros del vuelo 901 con destino a San Francisco, favor de abordar en la sala 9.
El sueño terminó, Kevin. Es hora de volver a la realidad. A un mundo sin Eli.
Tomo mi pasaporte y me preparo para irme cuando escucho una voz familiar que me llama:
—¡Kevin!
Mi atormentador está frente a mí, observándome con esos grandes y profundos ojos negros que tanto adoro. Como desearía correr hacia él y besarlo hasta quedarme sin aliento.
Pero solo atino a apresurar el paso, mientras el camina detrás de mí.
—Vete, Eli.
"No quiero que me veas llorar. "
Eli logra rebasarme y se planta frente a mí, cerrándome el paso.
—Kevin, por favor, tenemos que hablar.
Esto no puede estar pasando, no ahora. Ya me había resignado a perderlo, a empezar una nueva vida, sin él. No quiero ilusionarme y salir lastimado otra vez, no quiero.
Saco fuerzas de no sé dónde y tragándome mis lágrimas y mi orgullo, miro a Eli fijamente y le digo lo opuesto de lo que realmente siento:
—¿Para qué viniste, Eli? ¿Estás aquí para asegurarte de que cumpla mi promesa y te deje en paz? Despreocúpate, me voy y esta vez no pienso regresar.
—De hecho, he venido a suplicarte que te quedes.
CONTINUARÁ...  

EN LAS RUINAS DE LA FAMA  #PGP2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora