Take Me As I Am (Fanfic One Direction)

Capítulo 41

El segundo en el que me bajé del avión, sentí una corriente de libertad. Fue también algo extraño, todo había cambiado desde la última vez que estuve aquí.

“Por acá, Al!” La voz de mi mamá fue lo primero que escuché al entrar a reclamar mi equipaje. Sonreí, e incluso la dejé jalarme en un abrazo apretado. “Oh Dios, ha pasado mucho desde que te vi, bebé!”

“Lo sé, mamá. Estoy ansiosa por una comida casera.” Le insinué y ella me sonrió de vuelta. “También quiero volver a casa y no tener una inminente reunión con cinco superestrellas.”

“Diantres! Me aseguraré de llamar a Justin Bieber, Carly Rae Jepsen, Katy Perry, Selena Gomez y Taylor Swift y sacarlos de la casa antes de que nos acerquemos.” Bromeó mi mamá mientras me empujaba hacia el área donde se recogía el equipaje. Ojeé las diferentes maletas, antes de apresurarme a tironear de mi bolso de la cinta.

“Muy bien, vamos a casa!”

Oh, que dulces eran esas palabras.

“Espera, es eso todo lo que traías?” Cuestionó mi mamá con una ceja levantada hacia mi pequeño bolso y mi pequeña mochila.

“Sep. Son exactamente las mismas con las que me fui.” Respondí con confusión.

Se encogió de hombros antes de empezar a caminar de nuevo. “Sólo pensé que tendrías más ya que estuviste allá un mes.”

“Nop. Yo sólo lavé la ropa cada tres días.”

“Santo cielo,” negó con la cabeza antes de empujarme hacia el auto. Salimos del aeropuerto, el aire golpeándome como una tonelada de ladrillos. Pero oh, que dulce era estar en casa.

Estuvimos en silencio durante todo el viaje a casa, el paisaje pasajero me hacía querer gritar de alegría. Podía sentir a mi madre queriéndome hacer mil preguntas acerca del programa y qué pasó. Pero todo eso había terminado ahora; ahora sería capaz de retomar mi vida. No la vida de una chica atrapada en un programa de televisión con otras cinco estrellas del pop.

Llegamos a la típica casa de los suburbios, las paredes del exterior eran blancas con plantas alineadas en los bordes y una sencilla puerta gris. Una vez que el auto estaba parqueado, coloqué el bolso en mi hombro y corrí a mi habitación. Estaba exactamente cómo la recordaba: algunos posters de música esparcidos en las paredes, citas de ‘Bajo la Misma Estrella’ clavadas en mi pizarra, un cubrecama negro, alfombra gris, un escritorio con una silla giratoria (la mejor clase de silla!) y un armario lleno de camisetas y shorts.

“Hogar dulce hogar.” Dije con felicidad, tirando mi bolso a la cama revuelta.