Capítulo 2.

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"Quién no encaja en el mundo está cerca de encontrarse a mismo "

~Herman Hesse.

Llegamos a El bosque, empezamos a buscar a Virginia pero ya esta comenzando a llenarse y tampoco es que se diga un bar gigante, al contrario es muy pequeño para la cantidad de personas que acude diario para desahogar sus penas en alcohol y aunque es un bar la mayoría va a bailar, cosa que lo hace aún más incómodo ya que bailan casi encima de uno.

Por fin dimos con la pelona, le decimos así porque usa cabello super corto y se le ve genial de lejos pude ver que estaba con alguien que viste un blusa negra y pantalón negro, de cabello rojo y rizado.
¡Esto no me gusta!  Cada vez más cerca se que la he visto en algún lado, que no sea lo que estoy pensando por favor, esto no puede ser.

¡MIERDA!

Al fin llegue al lugar y vi que era mi pesadilla, es Ana la mujer que me tiene perturbada desde esta mañana, esto solo me puede pasar a mí.

-Hola amor.- Dijo Virginia y me abrazó, luego saludo a Edu- Les presento a...

-Hola Montserrat ¿Cómo estás? -Interrumpió la maestra Ana.

-Hola Ana.- Sonreí un poco incómoda mientras Edu temía cara de no saber que pasa.

-¿Se conocen?- Nos preguntó Virginia.

-Es mi maestra de actuación.- Le respondí y luego se la presente a Eduardo pasamos un momento de silencio hasta que decidí comenzar a pedir las primeras cervezas.

-¿Sabes que Alex ya casi sale de psicología?- Escuché a Ana comentarle Virginia.

-¡Que bueno! Ya era necesario alguien que controle los problemas en tu familia- Le dijo Virginia entre risas.
No seguí prestando atención y saque a Eduardo a bailar, si hay algo que hago bien en esta vida es bailar y no puedo escuchar algo sin que mis pies quieran moverse. Y ahí estábamos los dos bailando y besándonos hasta que las cervezas si hicieron estragos en mi cabeza y mi vejiga, caminé hacia el baño un poco mareada y estaban llenos ¡Me lleva el maldito diablo! Hice mi baile de la espera que en realidad es cruzar las piernas y dar pequeños saltos para evitar mearme encima hasta que alguien salió de uno y me metí a como pude, llegué justo a tiempo.

Cuando me estaba lavando las manos en el fregadero sentí la vista de alguien, me fije por el espejo quien era y no podía ser otra que Ana,  la verdad es que ese chavala me da nervios.

-¿Cómo vas con la tarea?- Me preguntó haciendo que me moviera hacia la derecha para ella también lavarse las manos.

-Pues hasta el momento conozco a mi vejiga y no aguanta nada.- Le contesté.

-Si queres podes hablar con alguien para que te ayude. ¿Te parece ?

-Lo siento, soy pobre. - Le contesté sabiendo que iba a mandarme con su hermano el tal Alex.

-No te preocupes, apenas estudia no te va a cobrar por hablar con vos.

-Ah bueno, así si.- Le sonreí.

-Te voy a dar su numero, apuntá...
Ocho, siete, seis, ocho, seis, siete, cero, seis.

-¿Alex verdad? - Le pregunté.

El día que me encontré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora