Aquella pequeña chica tumbada debajo mía se sonrojó inmediatamente e intentó escapar pero no le dejé.
- ¿Quién eres y dónde estamos?- Le pregunté seriamente.
- ¡Su-suéltame! ¡De-depravado!
- No hasta que me digas lo que te he pedido que me dijeras.
En ese momento me di cuenta de que estaba en el suelo, tirado en el cielo, pero no volaba: algo me mantenía tumbado ahí sujeto e impedía que cayera estrepitosamente al vacío y muriera aplastado contra el suelo llenándolo de un color rojizo oscuro difícil de limpiar. Cuando me acostumbré a la impresión conseguí ponerme de pie y observar los alrededores, me recordaba a algo... algo que me era familiar pero no conseguía reconocer(¡Qué novedad!). Al fin desaparecí de aquel lugar y llegué a una pequeña salita sentado en frente de la pequeña niñita de dulces cabellos rojos.
- Siento lo de antes, te acercaste mucho y no pude soportarlo.-Yo callé mientras me percataba de que lucía unas pocas pecas en las mejillas que le favorecían - Esta no es otra cosa que tu mente, un laberinto semi-infinito lleno de trampas, recuerdos y carismáticos personajillos,como yo. Yo soy tu conciencia, he venido para ayudarte. Vas a tener que andar un buen rato y sobrepasar las más oscuras criaturas que jamás podrás crear
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Caprichos Del Destino
Fantasy"El destino es caprichoso y si se le antoja hacer algo no va a haber quien lo pare"