Capítulo 2

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Seth se dejó guiar un momento por sus instintos. Permitió salir de sus labios un leve gruñido apenas perceptible para que Leah lo escuchara. Y aparentemente, también su compañera, por la manera en que su mandíbula se tenso.

Estaban oficialmente yéndose a Dios sabe donde, después de la cena. Charlie y Sue ya se habían retirado a la recamara. Lo cual era genial; no había manera mas incómoda de intentar relacionarte con tu compañera que con tu madre presente.

Nessa era su compañera, Seth lo había notado desde que cruzó el umbral de la puerta de su cuarto.
Y aunque la manera en que se habían presentado era muy escuálida en su opinión, todavía quedaba el resto de la velada para arreglar su nefasto comienzo.

Sin embargo, la bonita y pálida chica lo había evitado toda la cena. Incluso cuando estuvo enseguida de ella sonriendole Nessa se veía incomoda. Ella sentía la atracción. Tenia que sentirla, sino Seth se volvería loco.

Aspiro con fuerza cuando un aire frió después de la tormenta sacudió las cortinas, y con eso atrajo el olor de Nessa a sus fosas nasales.

Chocolate y mas chocolate. Chocolate amargo; ella olía a chocolate amargo, justo lo favorito de Seth.

Una pequeña sonrisa comenzó a deslizarse por su rostro. ¿Nessa también sabría a chocolate amargo? Quizás tendría que averiguarlo.

Un pequeño experimento por el bien común.

Al menos al fin podría sumergir su rostro en ese cremoso cuello que ahora era cubierto por una gruesa bufanda verde. Sí, esa maldita bufanda desaparecería esta misma noche.

Seth encorvó los hombros cuando vio a su compañera reír con algo que había dicho Leah.

Tuvo que apartar la mirada por la seguridad de todos en esa habitación. Si miraba su sonrisa por mas de dos segundos de nuevo no resistiría la tentación de caminar hacia ella y besarla.

Oh, la besaría bien. Tan bien. Primero agarraría su cuello acariciando con el pulgar ese lunar tan coqueto que parecía burlarse de el cada vez que la bufanda era retirada. Haría un camino lento de besos pequeños mientras disfrutaba el extasiado momento y después; después lo único que tenía que decir es que la besaría. Y ya. Probablemente si pudiera Seth quisiera besarla toda la noche. Todos los días. Todos los años.

Un amargo suspiro lleno la habitación llamando la mirada de Leah y Nessa sobre Seth. Claro que las dos con diferentes expresiones en el rostro.

Seth nunca se dio cuenta de eso; solo tomo un largo trago a su soda acabando su contenido y Procedió a caminar hasta su hermana y su compañera.

-¿Podría acompañarlas? -la mirada de Serh recayó en Leah que lo miraba con cara de pocker.
Esperaba que el mensaje implícito en esa mirada llegara a la mente de Leah.

-Podrías..-comento sin prisas Leah. Seth nunca creyó volver a ver la mirada divertida que Leah le dirigiría. -, ¿Estas seguro? Creo que estoy muy cansada.

-Completamente seguro. También si te sientes mal quédate en mi cuarto, yo me encargo de llevar sana y salva a Nessa a su casa.

-No tienes de que preocuparte, confió plenamente en Leah, aun con cansancio en ella. -Nessa interrumpió. Tenía las manos firmemente sujetando algo parecido a un llavero.

-Insisto- objetó Seth. Sonrió con felicidad hacia Nessa y quitó rápidamente las llaves del auto a Leah. -No me sentiría en paz dejándolas ir así, ¿Cual caballero en su sano juicio haría eso?

-Podría llamar a mi papá para que venga por mi. En verdad no quiero molestar.

¿Era acaso enfado lo que Seth identificó en la voz de Nessa?

Howling Down ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora