Italia, 22 de Septiembre de 1889
Preciado Joya de estrellas
Hoy te escribo para recordar todo lo que vivimos en la Torre de Pisa, fue algo que nunca olvidaría.
El día que nos conocimos yo estaba de paseo en la plaza de Doumo de Pisa, solo estaba caminando y sin darme cuenta me quedé parada mirando la torre, estaba recordando su historia de que comenzó a inclinarse desde que fue construida.
Para mi era una construcción perfecta y es considerada una joya del arte románico. Perdida en mis pensamientos miraba lo alto de la torre su octavo piso.
Una voz me llamó «Disculpe señorita, ¿Me da permiso?», giré sobre mi misma encontrando unas joyas miel observándome, me deleite con esos orbes que no hacían más que distraerme de lo que venía a hacer, tu voz me llamo de nuevo «Disculpe, pero quiero tomar una fotografía».
Entendí a que te referías e iba a moverme pero, hiciste un ademán con tu mano «No, esta bien ¿puede ser mi modelo?», No sabía que decir tu voz me distrajo y confundí las palabras y solo susurré «Esta bien».
Miraba el balcón más alto de la torre tanto que parecía mirar el cielo, sentí tu mirada puesta en mi escuché el sonido de la cámara, supe que estaba listo, baje la mirada encontrándome con la tuya, sentí mis mejillas arder me había ruborizado, pensaste que fue por el sol que estaba acalorada, agradezco tu inocencia en cuanto a esos temas.
Estaba sonrojada y quería irme tu presencia me ponía nerviosa, si no fuera por esos orbes miel que me hacen alucinar estrellas estaría tan bien.
«¿Cuál es su nombre?», Dios, no quería que preguntarás eso, quería huir de esa seductora voz, era como si me obligarás a responder, y te dije mi nombre «Erza, Erza Scarlet», me miraste y tu mirada brillaba, quizás porque la torre estaba a mis espaldas y estabas maravillado con tan preciosa vista.
«¿Quiere salir conmigo esta noche?», otra vez ese atractivo rostro hablándome, mis piernas no respondían , ¿por qué mi cuerpo no quería irse? «Si...» que fácil accedí.
Sonreí mientras te miraba recoger esa cámara perdida en cada uno de tus movimientos, «Jellal», ¿eh? que fue eso mi rostro de confusión salió a flote, y lo notaste «mi nombre es Jellal Fernandes»
Era eso, tonta Erza, deja de fantasear y escúchalo adecuadamente, me regañaba mentalmente, pero tu eras un dios encarnado —de eso me daría cuenta después, luego de verte sin prendas puestas— levantaste lo último, y a las 9:00pm nos veríamos de nuevo.
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Cartas a un Amor |A.U|
PoetryUna carta con sentimientos verdaderos, con palabras contradictorias, con amores eternos que logran atravesar almas. Un amor que perdura con palabras y que siempre representa algo que tuvo su lugar en una vida. ❁Portada nueva. ❁Corregida. ❁Secuela: M...