Capítulo 3

31 6 18
                                    

No doy crédito.
Es él. Sin duda alguna es él.

Es el hijo de puta de mi padre.

En mi mente se cruzan muchas dudas pero la primera que me asalta es: ¿Por qué coño lo conoce Maddy?

Al instante Maddy se levanta de su sitio para darle dos besos, que él por su parte acepta gustosamente para a continuación tener una amena conversación.

Yo prefiero girarme y centrar mi vista en el sitio donde anteriormente se encontraba Maddy, para que no reconozca mi rostro.

Intento aguantar las lágrimas, pero sobretodo intento controlarme para no pegarle una patada, en la entrepierna o en cualquier lugar que pille, para posteriormente poder replicarle que me jodió la vida.

Desde luego eso es lo que más me apetece hacer en estos momentos.

Sin embargo me digo a mi misma que lo deje pasar y al final es lo que acabo haciendo , aun siendo consciente de lo merviosa que me estoy poniendo; mi dedo de la mano derecha se encuentra golpeando la mesa y mis piernas se mueven al compás de arriba a abajo.

Al cabo de unos minutos  no se con certeza cuantos, Maddy vuelve a la mesa,  me doy la vuelta para observar que mi padre ya ha salido por la puerta de la tienda de café y repostería.

-Perdóname, era el novio de mi madre- me comenta ella con su mirada puesta en su café, que se encuentra ya frío.

En ese momento aprieto los puños, llenos de ira.

¿El novio de su madre?¿El puto novio de su madre?

Maldito sinvergüenza, asqueroso, rastrero ,digo en mi mente todo tipo de palabras porque que el muy mentiroso me dice que se va del país y sigue aquí y encima cuidando a otra chica y a su madre cuando dijo que no se encargaría de mí, debido a que no podía ni mirarme porque le recordaba a mi madre, al ser casi iguales y que lamentaba demasiado su perdida porque la quería mucho.

Pero parece que después de tanto tiempo se ha olvidado de mi madre por lo que veo , no solo eso, también se ha olvidado de mí y me ha sustituido por Maddy.

¿Que si me importa? La respuesta es, claro que sí.

Era mi padre al fin y al cabo.
Se ha olvidado de nosotras dos, las que formábamos su familia...

Entonces es inevitable, los ojos se me empañan al recordar ligeramente todo lo que he pasado hasta llegar a este mismo momento , agobiada y enfadada por la situación, me levanto y me voy lo más rápido que puedo a la puerta, pasando un segundo por el cajero de la tienda, dejando sobre la caja dos billetes para pagar los cafés y el croissant.

Llego a la puerta  lo más rápido que puedo, salgo  a la calle con el frío viento de la noche que me remueve el cabello hacia delante. Las lágrimas que me caen en estos momentos por la mejilla precipitan contra el suelo, como si de lluvia se tratara.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Siempre Es Igual A Mentira (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora