En un mundo donde fuego gana a planta y agua gana a fuego, un entrenador dará lo máximo para demostrar que eso no es tan cierto.
Al mismo tiempo las relaciones interpersonales de sus pokémon complicarán ese trabajo, mas eso es lo que él ama.
Cada...
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Actualidad:
Ya era hora. Josh había estado entrenando por años para, al fin, sentirse preparado para enfrentarse a la liga pokémon.
Esa idea estaba rondando en su mente hace meses, quería participar en la tan reconocida liga y ganar la gloria de ser llamado "Maestro Pokémon". Sus compañeros estaban listos, preparados para cualquier reto, puesto que en esos años había entrenado y pasado dificultades que pocos conocían.
Ese día entrenaba con uno de sus últimos pokémon atrapados, un Mankey que había llamado "Marky" siguiendo su tradición de nombrar a sus pokémon con distintivos graciosos y que a ellos les gustaran; y a Marky parecía encantarle su nombre.
-No, no, no Marky. Tienes que elevar más el codo para que el gancho salga con toda potencia. Una vez más.
Josh trataba de enseñar a su pokémon a usar el movimiendo contraataque y a Marky no parecía gustarle mucho ese movimiento, equivocándose a cada minuto con los mismos errores y distrayéndose con las payasadas de su amigo, otro de los pokémon de Josh.
-Si lo logras te ganarás doble ración de comida. ¿Te parece bien?
Marky respondió a esa promesa demasiado bien. la forma y postura del movimiento fueron perfectos. Todas las indicaciones de Josh se tradujeron en los músculos del pokémon con precisión.
-¡¡Muy bien Marky!! -dijo Josh abrazándole y éste se sonrojó y comenzó a darle pequeños golpes para que lo soltase. Luego se liberó y fue a jugar con sus amigos.
Josh los observó. Sus seis pokémon principales divirtiéndose y siendo amigos. Amaba verlos y saber que cada uno tenía una personalidad única y un origen extraordinario.
Ya estaba preparado para su última prueba antes de estar totalmente convencido de participar en la liga: enfrentaría a la leyenda viviente del pueblo, el profesor Gary Oak.
Pero antes debía preparar una estrategia. De seguro harían una batalla de tres. Así que usaría a Marky para que éste se acostumbre a las batallas y a su mejor pokémon. El tercero no lo tenía bien decidido, pero podía elegirlo durante la marcha de la batalla.
Marky se acercó con obvias intenciones. Había estado entrenando sin parar desde la mañana y le habbían prometido doble ración. Lanzó su plato de comida contra la cabeza de Josh y devolvió a la realidad a su pensativo entrenador. Cuando vio que a éste no le desagradaban los repentinos golpes que le propinaba no dejo de hacerlo más. cada vez que podía lo golpeaba con suavidad o lo sorprendía si lo encontraba pensando y meditando, algo que sucedía demasiado seguido.
Josh preparó la comida que le había enseñado el profesor. debía preparar de muchos tipos ya que a cada uno de sus pokémon les gustaban cosas diferentes, por ejemplo a Marky le encantaba bien picante y densa, si no estaba así le revoleaba el plato por la cabeza como siempre.
