En un mundo donde fuego gana a planta y agua gana a fuego, un entrenador dará lo máximo para demostrar que eso no es tan cierto.
Al mismo tiempo las relaciones interpersonales de sus pokémon complicarán ese trabajo, mas eso es lo que él ama.
Cada...
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Años atras...
Josh estaba pasmado, no podía soportar la idea de perder a su pokémon, es algo que todos los entrenadores han de pasar alguna vez, pero no así, no el primero. No antes de siquiera conocerle.
No se rendiría, Josh amaba los retos y dificultades. Descubriría como salvarlo.
Actualidad...
Josh había luchado con miles de entrenadores al cabo de su travesía por las diferentes regiones del mundo. Se había especializado en tantos tipos de combate que la ventaja de tipos era una mera teoria para el. Era verdad que había ventaja, pero su cerebro de estratega le confiaba herramientas para volver eso en su favor. La moral del entrenador a su pokémon se pasa y si el entrenador tiene confianza, su compañero también.
Eso agregado a la confianza del tipo daba paso a multiples errores aprovechados por Josh y sus pokémon.
Caminaba por la ruta uno, estaba empezando su viaje ahora. Había pasado por esa carretera con Mick, su primer pokémon, muchas veces. Pero ahora era diferente, ahora era un verdadero comienzo. en esos viajes anteriores él había intentado curar a su huevo pokémon, aprendido a controlar a su agresivo Charmeleon, creando un equipo de compañeros que fuera dinámico.
Un pokémon se le apareció, ¡una Kirlia shiny! pokémon extremadamente raro. Estaba mirando por todos lados asustada. Josh supo enseguida que era de algún entrenador por que llevaba un moño en su oreja izquierda.
-¡Kirlia! ¿Te has perdido? ¿Quieres que te ayude a buscar a tu entrenador? -dijo Josh sin notar que ésta se ponía nerviosa y comenzaba a preparar un ataque.
El Charmeleon de Josh siempre estaba atento y salió de la pokebola con gesto amenazante.
-Hey, bobo, ese pokémon es mio, ¡no intentes atraparlo! -dijo una joven enfadada.
Ella tenía el cabello corto y vestía de negro. Su actitud demostraba seguridad en su Kirlia y celos de quien presumía quería arrebatárselo.
-No tengo interes en tu Kirlia, tengo la mía propia -dijo Josh.
-Esta es especial. Y lo sabes -dijo orgullosa de su compañera.
-Meh, ¿solo por el color? -dijo josh mirándose las uñas. Crueldad que Lizardon amaba.
-Te juro que por que me llamo Jimmy que te derrotaré.
-¿Me estas retando? -dijo Josh con una carcajada. -No voy a luchar. Eres débil.
Jimmy se enojó con Josh de sobremanera, pero no lo exteriorizó. Él muchacho prosiguió en su camino hacía el gimnasio. Ella decidió que eso no quedaría así.
