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Narra Sirio

Recién pasaron tres horas y yo ya no aguanto más al gil de mi hermano, no hace nada, pero me jode igual.

-Che, Sirio...

-¿Qué querés, boludo?

-Eh eh eh baja un cambio que no te hice nada yo.

-Me molesta que respires, corta -él me mira y no me contesta. Estamos limpiando el baño, ese era el castigo. Él le pasa un trapito al espejo mientras yo lavo el piso. Así de la nada escupe un gallo en el suelo. Lo miro con cara de asco y él sonríe sarcásticamente.

-Dale, hermanito, limpia.

Encima me forrea el muy bobo.

-Que limpie tu vieja -respondo indiferente, aunque sé que la Waldina también es mi madre.

Él no contesta y yo no le hablo más. Ni ganas de discutir con giles.

Mentira, ¿qué mierda digo? Si yo soy Sirio Negro, amo el bardo más que Caruso Lombardi.

-Che, contame, ¿qué se siente tener menos puntos que Hufflepuff? -digo esperando que muerda- ¿No eras el buscador estrella vos? ¿El Maradona del Quidditch?

-Por lo menos juego en el equipo -responde él. Yo me rio con ironía.

-JAJAJAJA, pero si vos sos más inútil que bocina de avión, siete veces te pasó la snitch por al lado y ni la viste. Vos no paras ni a un bondi con las cuatro ruedas pinchadas, bobo.

Renato se enoja y saca su varita. Momento tenso. Me apunta y me tira un Sectumsembra el muy puto. Seguro se lo enseñó el gil de Quejicus. Por suerte ya estoy re acostumbrado a que me tire maleficios y lo esquivo así de taquito.

-Casi -me burlo de él y se pone rojo de ira. Parece que va a atacar de nuevo pero para mi sorpresa guarda la varita. Se da vuelta para volver a encaminarse hacia el espejo cuando...

-¡La puta madre, Sirio! -exclama. ¿Y ahora qué carajo hice?

-¿Qué te pasa? -respondo re cortante.

-Acabo de pisar el gallo, lava el piso, mugriento.

Yo me rio y no le contesto. Él termina de limpiar el espejito y se toma el palo. Yo me quedo parado unos segundos en el medio del baño, meditando.

Al toque me voy a la mierda yo también, ¿para qué quedarme laburando si nadie me ve? A la mañana siguiente digo que Pedro se levantó más temprano y ensució todo el baño, ya fue.

Me dormí al toque, estaba re cansado. A la mañana siguiente el quilombo me despertó, como todos los días con estas bestias anormales que tenía de amigos.

-¡PERO QUÉ SÉ YO, BOLUDO! -gritaba el Jaime, discutiendo con Reinaldo- ¡Yo no fui, sabes que con eso no me meto!

-¿Qué pasó? -preguntó yo re dormido. Me ignoraron olímpicamente los muy forritos.

-Y si no fuiste vos, ¿quién fue? A ver, dale, decime -lo toreaba Reinaldo. Parece tranquilo, pero cuando se enoja es el peor de todos este.

-Seguro fue Pedro -el gordito estaba contra la pared negando con la cabeza, era como que tenía miedo que lo fajaran en cualquier momento. Reinaldo me mira a mí.

-¿No habrás sido vos, no?

Yo no tenía ni puta idea de lo que hablaban.

-¿De qué me hablas, lobito? -digo yo bostezando. Él me mira feo ante la última palabra.

-¿Vos te comiste el choripan que había abajo de la cama de Reinaldo? -dice el Jaime de golpe. Yo niego inmediatamente con cara de asco.

-No pueden ser tan asquerosos, hermano.

-El problema es que vos sos muy diva, sangre pura -dice el Corna para joderme. No le respondo porque recién me levanto nomás.

-¿Te comiste el choripan sí o no? -se impacienta Reinaldo.

-A tu vieja me comí- respondo yo. Si hay algo que me jode es que me caguen a preguntas apenas me despierto. Reinaldo niega con la cabeza como dando a entender que soy un caso perdido.

-Bueno, maestros, los dejo tranca palanca peleandose por un choripan pedorro mientras yo me voy a desayunar -anunció mientras me pongo la túnica del colegio- Hoy es viernes de torta frita y lo único que falta es que el Franco LargoFondo se las coma todas porque yo estoy renegando con ustedes, manga de boludos, que no se acuerdan dónde carajo dejaron un choripan. Así que chau.

Dije y me re fui. Empecé a caminar feliz de la vida y cuando estaba llegando al Gran Comedor me choco con una flaca re linda que...

Ah, era la minita del otro día. La compañera del Corna. Me di cuenta por la tremenda cara de orto que puso cuando me vio.

-Hola, mi amor ¿cómo dormiste? -digo para joderla, me encanta cuando la gente se calienta.

-Callate, estúpido...

-¡Eh! ¿Así tratas a tu novio? No qiiero saber lo que le haces a tus enemigos entonces -tiro yo de la nada. Como que lo del novio me salió re fuerte y lo escuchó medio Gran Comedor, los boludos se re tragaron la mentira porque empezaron a chuchichear boludeces y a chusmear como chismosos que son. Qué gente de mierda.

-¿Qué decís, tarado? -me pregunta ella (ahora sí requete enojada) y a mi para cerrar mi brillante actuación no se me ocurre otra cosa que agarrarla de la cintura, traerla hacía mí y encajarle tremendo chape. No duró ni dos segundos que ya me empujó apartándome de ella.

-¿Vos sos pelotudo todo el día o parás para comer?- dice antes de desaparecer por la puerta del Gran Comedor.

Harry Potter (versión Argentina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora