002. lies

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❝Look at you. Such bloodlust. I always knew darkness would be a lovely shade on you❞

Yoongi había mentido muchas veces, había ocultado muchas cosas. Nunca le dijo a Jungkook que su ocupación no era más que una farsa; no era ningún productor ni tampoco tenía contactos en la industria, sus conocidos eran otra clase de personas. Tampoco le dijo que todas las canciones que habían grabado solo las escuchaba él.


—¿Crees que les guste, hyung? —inquirió el menor.


—¿Ah? Sí, seguro que sí. Creo que les va a encantar tu voz, Jungkookie.


Yoongi solía escuchar en las noches todas las canciones que Jungkook había grabado mientras pensaba en lo injusto que estaba siendo con él, a diario se preguntaba si debía decirle la verdad o si tendría que romperle el corazón para que se alejara de él. Quizá eso hubiese sido más sencillo desde un principio.


Otras veces pensaba en que quizá debería ayudarlo a encontrar una buena disquera, una de verdad. Era demasiado talento el que se estaba desperdiciando.


Yoongi tampoco le había dicho que era un asesino. Que se deshacía de las personas que a sus jefes no le servían y no dejaba rastros, como si nunca hubiesen existido. ¿Qué pensaría si se enterara de las cosas que hacía su novio? ¿Lo odiaría? Porque él ya se odiaba a si mismo.


Y sin embargo, nunca fue su intención causarle a Jungkook algún daño.


—Creo que deberíamos debutar juntos, hyung.


—No lo sé. Nunca había pensado en eso. Antes creía que iba a quedarme de esta forma para siempre.


—¿Y cambiaste de opinión? Porque creo que deberíamos de hacerlo.


La primera vez que lo vio fue en un café. Jungkook era un estudiante que cantaba en las tardes por comisiones. El café no era muy concurrido, pero se pasaba un buen rato escuchando covers o canciones compuestas por personas de rostros desconocidos.


Yoongi iba ahí seguido. Escuchaba cantar a las personas y sí eran lo suficientemente atractivas o llamativas les ofrecía su tarjeta.


"Min Yoongi, productor".


No lo era, por supuesto. Solo era una forma de conseguir personas para ofrecerlas a sus jefes. Hablaba con ellas, les ofrecía un contraro falso para después grabar algunas canciones y luego llevarlas a países extranjeros donde nunca más los volvería a ver. Por eso, cuando en ocasiones se relacionaba con ellos, intentaba no involucrar sentimientos. Así cuando los dejara de ver no resultaría difícil. Total, las personas iban y venían.


La primera vez que alguien se enteró de lo que hacía Yoongi no supo como reaccionar. Recordó cómo la chica había enloquecido y gritaba que iba a llamar a la policia, no tuvo más opción que empujarla para que se callara y así lo hizo, para siempre.


La segunda vez lo hizo con un arma de fuego. Fueron tres disparos. El primero fue por nerviosismo, pues era la primera vez que disparaba. El segundo fue para confirmar que era real, porque la adrenalina que sentía era más fuerte que la razón. Supo que tenía una vida en sus manos y podía quitarla cuando el quisiera y como quisiera. En esos momentos él era algo así como un dios o un juez, el punto era que la decisión de Yoongi era la más importante. El tercer disparo le voló la sien al chico.


Las siguientes veces fueron más sencillas. A Yoongi le resultaba cada vez más fácil. A veces eran rapidas e indoloras, otras cuantas se prolongaban más, todo dependía de que tan molesto estuviese.


Aún así, Yoongi no era tan malo como él mismo se pintaba, tenía un lado suave que salía a relucir cuando estaba con Jungkook.


A él no planeaba ofrecerlo, mucho menos matarlo. Lo quería para él, porque era la primera buena experiencia que la vida le había regalado.


Yoongi dejó de ir al café a conseguir personas y empezó a ir a ver al chico de los ojos almendrados. Lo escuchaba cantar y en ocasiones hacían contacto visual.


—Soy Jungkook, a veces canto aquí. Vengo todos los martes y jueves.


—Min Yoongi, estoy aquí solo martes y jueves.

Yoongi nunca había sido bueno para coquetear, menos para armar citas o salir con alguien, pero con él las cosas fluían de una forma muy natural.


Jungkook se había dado cuenta de que iba a verlo solo porque estaba interesado en él y de pronto el interés se volvió recíproco. Le preguntaba que por qué iba, que edad tenía y cuáles eran sus gustos, que tipo de música le gustaba y cuál era su idea sobre el amor. Un día le pregunto cómo se ganaba la vida y Yoongi contesto:


—Soy productor


Sin darse cuenta, Yoongi había arrastrado al amor de su vida a un mundo que nunca debió haber pisado. ¿Lo peor? Que Jungkook no se dio cuenta de ello hasta más tarde.


«burden» ; yoonkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora