Mi abuelo no me ha escuchado. Tengo que entrar a casa y pedir explicaciones a la abuela.
-¡Abuelaaa!
-No grites hijo, ¿Qué te pasa?
-Fui a un bar a comprar una cocacola y cuando le dije al hombre de la tienda que vosotros erais mis abuelos, me echó de la tienda.
-¡No me digas que has ido al bar del Ramirez! Ese hombre está loco. Si es que tenía que haberte avisado antes...
-Pero si el hombre actuaba normal, como cualquier otra persona, ¡hasta que se enteró de que pertenezco a vuestra familia!
-Cristian, no vuelvas a entrar a esa cafetería mas y ya está.Y me vuelven a callar como siempre. No es normal. La mirada de aquel hombre se me ha quedado clavada en el alma y me transmite miedo.
-Abuela
-Ya hemos hablado Cristian, no te pongas tan cansino como siempre...
-No es eso, ¿a dónde han ido Delia y el abuelo?
-Han salido a dar una vuelta y a hacerme unos recados.
-A vale.Perfecto, ahora me quedo solo en casa con esta dictadora.
Necesito saber mas de ese Ramirez. Yo creo que mis abuelos me ocultan algo.
No puede ser que una persona cambie de carácter tan rápido.-Cristian, voy a salir al parque con unas amigas, ¿te vienes?
-No abuela, me quedo en casa.
-No salgas entonces, en una hora estaré de regreso.Se fue.
No me di cuenta de mi situación hasta pasados unos minutos... ¡Estoy solo en casa!
La gente de mi edad sentiría terror pero yo veo un alivio. Es como un paraíso. Yo, por fin libre de hacer lo que quiera.
Entro a la cocina a buscar algo de comer cuando de repente alguien toca la puerta de casa. Nunca me había visto en esta situación, abro o no abro. La casa no es mía. Finalmente decido abrir y la persona que estaba detrás de esa puerta, para mi sorpresa, es una de las personas que me cambiarán la vida.-Hola.
-Buenas.
-Me presento, soy Lucía, he venido ha pasar las vacaciones en el pueblo de mis abuelos y bueno, acabo de encontrarme con tu abuela y me dijo que querías verme.Esta abuela siempre metiéndome en líos, ahora que le digo...
-Ah si, me abuela me habló de ti, me dijo que eres la única persona de mi edad en el pueblo.
-Si, es un pueblo muy raro. ¿Puedo pasar?
-ClaroMadre mía, hasta ahora se me había olvidado que yo era tímido con las chicas.
¿Qué hago? Ya se, la llevaré al salón y le ofreceré algo de beber.-Pasa al salón y espérame mientras hago café, ¿te apetece?
-No, no puedo beber café, ¿no tienes algo mas frío?
-Voy a ver, ahora vuelvo.¡Estoy hablando con una chica y no me he puesto nervioso! ¡Es alucinante!
Pongo en la cafetera, el café y busco en la nevera algo que ofrecerle a Lucía.
No hay nada, solo leche y agua. Le llevaré un vaso de agua y ya está, mejor que nada.
Cuando se terminó de hacer el café, me llené el vaso, le puse la leche, una cucharadita de azúcar y me dirigí hacia el salón.-Siento haber tardado, no hay nada mas que agua fría en la nevera, ¿quieres?
-ValeDejo el vaso de café encima de la mesa del salón y me dirijo a cojer la botella de agua. Le echo el agua en un vaso y luego se lo ofrezco.
-Y dime Lucía, ¿Que cosas puedo hacer aquí?
-Pues puedes tumbarte y ver la tele, por ejemplo.
-No -sonrío- me refiero al pueblo, qué cosas sueles hacer...
-Ah -se sonroja- pues yo suelo estar ayudando en casa de mis abuelos y a veces salir a dar una vuelta, nada en especial
-Yo llegué al pueblo esta mañana y ya me he cansado, no hay nada que hacer -suspiro-.Hemos pillado confianza muy rápido, juraría que al abrir esa puerta su rostro era algo extraño para mi, en cambio, ahora ya me resulta muy familiar.
-Este mediodía me ha pasado algo muy extraño, ¿Conoces al señor Ramirez?
-Si, es el señor que tiene una cafetería abajo, cerca de la plaza.
-Pues no se que le pasó conmigo que cuando le dije de que familia era, se asustó tanto que me echó de su tienda.
-Que raro, a mi ese señor me trata súper bien. Aunque la verdad es que tus abuelos no tienen muy buena fama en el pueblo.
-¿Por qué?
-No lo se, mis abuelos siempre me dicen que evite lo máximo posible hablar con ellos, que no son buena gente. Se dice que en esta casa han pasado sucesos muy extraños y que vuestros abuelos se parecen mucho a un retrato que tenemos colgado, el cual se hizo hace muchísimos años atrás, miles de años.
-Pero eso es imposible -río-.
-Lo sé, pero te digo que buena fama no tienen. Bueno, no me has dicho tu nombre...
-Ah si, soy Cristian.
-Bueno yo me marcho Cristian, cuídate mucho, espero que nos veamos mañana.Le abrí la puerta y se marchó. Por fin la vida me sonríe.
Me siento en el sofá y me termino mi café mientras recuerdo sus ojos azules.
Decido encender la televisión para ver algo ya que no hay nada que pueda hacer para entretenerme en esta maldita casa cuando escucho la puerta abrirse.-¡¡¿Quién es?!!
-Soy yo CristianQue susto me ha dado la abuela.
-¿Aún no han venido Delia y el abuelo? -me pregunta intrigada-.
-No, aún no.
-Pues si que están tardando...No habrás salido a la calle mientras yo no estaba, ¿Verdad?
-No, he estado todo el rato en casa, a venido Lucía y hemos estado charlando.
-¿Quién es Lucía?
-Lucía es la hija de tus vecinos, venga abuela, no te hagas la tonta, si le dijiste tú que viniese a verme.
-Cristian, yo no he mandado a ninguna niña para que venga a verte, he estado todo el rato en el parque hablando con las vecinas. Además, la única niña de tu edad que hay en el pueblo se fue este mediodía de vuelta a su casa de la ciudad. Según las vecinas se intentó suicidar con una cuchilla de afeitar y su abuela, que estaba ya cansada de ella, la mandó de vuelta a la ciudad. Pero a ver, eso no es lo mas importante, porque me mientes, si has salido dímelo y ya está.
-Abuela, que te juro que he estado con ella, si se acaba de marchar hace menos de diez minutos.
-Sigue mintiéndome Cristian, ya hablaremos cuando vuelva el abuelo.

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No me mires así
Teen FictionCristian, un joven de 12 años, descubre que vive una mentira...