Ritsu

33 2 2
                                    

"¿Nunca les habían dicho que los ricos son las personas más miserables del mundo?", pues es la verdad. A pesar de tener dinero a montón tienes que sobrellevar un millón de cargas sobre los hombros, sobretodo aquellos hijos que son obligados a cumplir las expectativas de sus padres para mantener en lo alto el apellido de la familia.

Hablando de apellidos, no solo por llevarlo automáticamente te vuelves el rey del mundo, normalmente la mayoría de la gente te guarda rencor u odio sin siquiera haber hecho nada, ya que creen que por el simple hecho de haber nacido comiendo de una cuchara de plata te volverás alguien soberbio y ambicioso... Aunque en mi caso la palabra ambicioso si entra en mi vocabulario.

Mi vida de niño fue un completo infierno, si bien tenía amigos de mi misma "categoría", no podía afirmar que de verdad lo eramos, puesto que muchos solo eran amigos por ese ámbito, todos teníamos dinero, así que tus gustos y talentos no importaban en lo absoluto, excepto en las escuelas, siempre y cuando fueras capas de darle ganancias como en deportes o música... Lo cual yo no podía brindar.

Sin embargo, poco tiempo después ,al ver que la empresa de mi padre crecía considerablemente, mis compañeros comenzaron a alejarse de mi, las malas lenguas no dejaban de describirme como si fuera una escoria, haciendo que todos los niños me miraran por el rabillo del ojo, lo que provoco que me volviera alguien tímido y antisocial, es por ello que en vez de salir a los jardines a jugar prefería encerrarme en mi cuarto a leer libros.

Lo bueno es que todo eso llego a su fin en mi etapa de adolescencia, es verdad que no tuve muchas relaciones amistosas o mejor dicho ninguna excepto "Ann-chan" mi prometida que a petición de mi madre me buscaron una pareja... Bueno "pareja" literalmente entre comillas ,porque no tenia el mínino interés en formalizar, eso no quería decir que la trataría con desprecio, es más nos volvimos amigos bastante cercanos, lo cual daba falsas esperanzas a mi madre con un posible matrimonio.

Mi padre tanta importancia no le dio al asunto del compromiso, con tal de que yo me hiciera cargo de la editorial como el quería le bastaba. No es que fuera indiferente con mi vida, según él, era mucho más importante el ver como llevar comida a la mesa, tanto el arreglo matrimonial entre otras cosas solo eran detalles insignificantes. 

Vale, de alguna manera lo entiendo, tengo claro que los negocios son vitales en nuestro legado, eso no lo discuto ni aunque pudiera,  solo era un adolescente en ese momento al que le explicó como funcionaba su mundo, sus ambiciones eran grandes, tal vez por eso las mías también lo son, aunque si bien los limites de paciencia existen por algo. No me era muy grato hablar con alguien que pasaba todo el día en la oficina o en un ordenador, no se como mi madre lo aguantaba.

Volviendo al tema de mi adolescencia. Mis compañeros me veían como un cero a la izquierda, no todos claro, puede que se deba a mi personalidad, era demasiado tímido que incluso lograba sacar de sus casillas al más pasivo de todos en la escuela, era comprensible el que se molestaran de vez en cuando conmigo, por eso es que prefería estar en mi santuario... La biblioteca.

En ese hermoso lugar podía respirar tranquilo, nadie se atrevía a romper ese ambiente tan pacífico, las encargadas en turno se veían como unas chicas dulces ,pero solo era una faceta de esas estudiantes, yo fui testigo de como enloquecían cuando alguien quebrantaba el orden.

Los libros eran mis cómplices, cuando leía liberaba de mi boca todas mis angustias mojando las páginas con mis lagrimas de amargura, mientras que las risas se escapaban cuando encontraba un libro que me animaba, en fin, los libros me ayudaban a expresarme secretamente.

En ese lapso de secundaria, mi rutina ya estaba trazada ,en cuanto empezaba el receso iba directo a la biblioteca. No era muy fácil, de vez en cuando "Ann-chan" quería estar conmigo, cosa que me era imposible negar, no solo porque sería de muy mala educación, sino por lo sensible que era ante las negaciones dejando salir llantos exagerados.

Cambio de RolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora