Interrogatorio

3 0 0
                                    

Me vendaron los ojos, y me llevaron a algún lugar dentro de la ciudad. Sabia que era por el centro, por esa peste muy específica por esas zonas.
Me metieron en un cuarto con solo una ventana por donde entraba la luz del sol, y me ataron a una silla, y me quitaron las vedas. Salieron del cuarto y me dejaron ahi como dos o tres horas, no puede escaparme, porque me inyectaron algo que mermaba mis poderes, y me introducía un cansancio constante, impidiendome abrir los ojos del todo, y casi moverme.
Después de una larga noche, entro una chica, era morena, de ojos verdes, parecía una niña de 15 años, pero sabia que ya no era una niña. Me miro de arriba abajo, y me dijo -Será un largo día.- Y saco de una cubeta que estaba a mi lado un machete. Al verlo, ya me espere lo peor, no sabia si querian venganza por meterles en el libro, o si querían información sobre algo. Sinceramente, hubiera deseado que lo que buscaban hubiese sido venganza.
Dos días torturandome, y solo querian saber como liberar al resto de bestias del libro y que donde se encontraba el libro. Yo no hablaba, y eso cabreaba a su jefa -aquella pequeña niña, que era en realidad un Sucubo, bestias hermosas que te conquistan para luego devorarte poco a poco y muy dolorosamente-, que me hacia cortes profundos que tardaban horas en sanar, y eso si que era doloroso.
-Os acordais del hermano del rey, nunca dejo de buscarme. Despues de la liberación, y yo escapar, el intento adaptarse a aquel lugar, y a la vez buscarme. Me encontro, y gracias a Dios que lo hizo, porque aquella Sucubo ya casi no tenia paciencia- Cuando pensaba que todo iba a acabar, la Sucubo iba a matarme e iba a destruir medio planeta para encontrar aquel maldito libro, aparecio un viejo enemigo al cual me alegre de ver.
Yo estaba debilitado por todas las heridas que había sufrido, y escuchaba como se acercaba mi fin por el pasillo cuando de repente escuche un montón de gritos de sufrimiento. El ruido seso, y alguien se acercaba a la puerta. Al abrirse la puerta pensé que ya estaba a salvo, pero no fue lo que esperaba.

Universalis LibriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora