7. No pares

25 4 2
                                    

Fui a casa de Jeff después de haberle intentado contactar todo el fin de semana, se esfumó de mi casa casi sin dejar rastro. Digo casi porque me dejó igual de caliente como si acabara de pasar una ráfaga del desierto.

Llamé a la puerta buscando una explicación por aquella huida, abrió la puerta y se abalanzó sobre mí.

La siguiente media hora fue mágica, sentí sus dedos y sus labios absolutamente por todo mi cuerpo. Sentí como me recorría como si estuviera leyendo todos los surcos de mi piel como si fuera un libro Braille con las respuestas a todos sus problemas. Me hacía sentirme su medicina y deseado, como si fuera su gran tesoro, aquel que protegería con su vida y sobre todas las cosas.
Me hizo sentir un placer que absolutamente nunca había sentido, aquel orgasmo fue lo mejor que había tenido nunca, fueron como fuegos artificiales que se dispararon fuera de mi salpicando el sofá y su camiseta. Quería hacerle a él tener también esos fuegos artificiales, quería probar esos fuegos artificiales porque sé que si venían de él tendrían que saber mejor que absolutamente todos los manjares del mundo juntos.

Así lo hice, lo probé y no me equivocaba. En cualquier otro momento hubiera dicho que ese sabor me resultaba asqueroso, pero aquel sabor amargo unido a sus gemidos y a su cara de placer hacían que fuera mágico y maravilloso, se corrió tanto en mi boca que no pude mantenerlo todo dentro, una pequeña gota se me resbaló y recibí un castigo por ello que en verdad me gustó recibirlo.

Introdujo un dedo dentro de mí y los fuegos artificiales volvieron a encenderse, aquel placer no quería que se terminase nunca.

Mi mayor sueño eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora