IV. El Baile de los Libertinos

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¡Hola! Aquí les dejamos un capítulo lleno de "amor, emoción, yo en grandes hazañas " #okno Pero si de una fiesta muy poco convencional y unos personajes que no dejan de cagarlas. Ojalá disfruten del capítulo y no olviden dejar sus votos y comentarios para alegrarnos el almaaaaa.

Peace out, b*tch!

Naty y Mac.


Nimue's POV:

Entre alegres carcajadas, Hinnordees y yo habíamos entrado al salón de la planta baja, donde se vivía un verdadero aire de fiesta entre aquellos que nos divertíamos sin las molestias del protocolo y la cortesía: los plebeyos

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Entre alegres carcajadas, Hinnordees y yo habíamos entrado al salón de la planta baja, donde se vivía un verdadero aire de fiesta entre aquellos que nos divertíamos sin las molestias del protocolo y la cortesía: los plebeyos.

La servidumbre y los civiles de Trespalacios somos famosos por nuestro ánimo de fiesta, sobre todo en fechas del Eclipse Lunar. El salón estaba atiborrado de gente que bailaba danzas populares arsenias bajo la luz de millones de velas suspendidas en los candelabros del techo, o que conversaban en sus mesas junto a la compañía de una jarrón de alguna de las tantas bebidas que se elaboraban en todo Naneth y que por esta ocasión única se reunían todas bajo un mismo techo. El griterío era tal que tenía que pegar mi oreja a la boca de Nordie cada vez que me decía algo, y aun así la princesa tenía que gritar para hacerse oír.

Nadie dijo nada sobre la presencia de la heredera al trono. Quizás muchos estaban ya demasiado ebrios para reconocerla, pero además resulta que en esta fiesta nadie se preocupa de quién eres ya que todos celebran por igual. Y muchos sabían que Nordie era una princesa un tanto extraña en sus costumbres, y que se pasaba más tiempo en compañía de gente del pueblo que de la nobleza. Bastaba con saber que su más íntima (y única) amiga era su mucama...una huerfanita aparentemente sin importancia.

Mientras nos habríamos paso a empujones y codazos entre la alegre gente hacia la mesa de banquete, un muchacho alto y desgarbado tropezó frente a nosotros, empapando nuestras faldas con algo de su cerveza. El joven, su rostro profundamente granate por el bochorno, se incorporó apresuradamente, enderezándose la gorra que le colgaba precariamente de una oreja y bañándonos en disculpas. Sin embargo, tanto Nordie como yo estábamos demasiado concentradas en tratar de reconocer su cara redonda y rubicunda como para prestarle atención.

¡¿Arnau?!—exclamé yo finalmente, tanto incrédula como emocionada— ¡¿Por la sombra del Eclipse, eres tú?!—.

Sorprendido, el chico nos miró las caras por primera vez e inmediatamente una sonrisa se dibujó en su rostro; una sonrisa inconfundible con uno de los colmillos superiores más prominentes que los demás dientes. No había dudas, se trataba de nuestro viejo amigo de la infancia.

¡Alteza! ¡Nim! ¡No esperaba verlas!—nos saludó efusivamente, y en seguida procedimos a intercambiar rápidos abrazos, y besos, entre risas atropelladas.

Durante los días más inocentes y benevolentes de nuestra infancia, Nordie y yo habíamos pasado mucho tiempo en compañía de Arnau. Él era el sobrino de la mucama de la fallecida reina Thistle, por lo que prácticamente nos veíamos todos los días. Solíamos correr por los pasillos de Trespalacios, causando problemas a donde fuéramos. Para la desesperación de nuestros adultos, siempre nos las arreglábamos para terminar sucios, arañados y dejando un inconfundible rastro de desgracias por donde pasábamos. Nordie y yo habíamos sido inseparables desde siempre, pero eso no fue problema para Arnau, quien con su afable carácter (y también con sus privilegios que le facilitaban hurtar dulces de la cocina para compartir con nosotras) se ganó nuestra amistad.

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⏰ Última actualización: Jan 26, 2017 ⏰

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