Capítulo III: Talento

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3 años después, la vida de Krad no había cambiado mucho, aún era la mejor que podría desear, Tyron seguía con su sueño de ser el mejor cazador. Todos los días cuando salían a jugar; Tyron llevaba una espada grande, muy pesada y de su tamaño (para él era grande) hecha de madera con mucho esfuerzo y dedicación. Krad, por su parte, investigaba todo aquello que lo rodeaba, su madre le había enseñado muy bien sobre las combinaciones, hasta tenía un libro que le compraron sus padres en su 8vo cumpleaños. Él no podía evitar fijarese en los movimientos que hacía Tyron contra unos pequeños aptonoth. Cada día se interesaba más y más en cazar pero su sueño de investigador seguía siendo mayor.

Una noche, Krad, su padre Ozee y su madre Ayumi estaban cenando; parecía una noche como cualquier otra. Hasta que a lo lejos se escucharon unas pisadas que no parecian de humano, y el único que las alcanzó escuchar fue Krad aún así no prestó mucha atención.
Cuando parecía que los sonidos se habían acabado y que todo era su imaginación; se escuchó un grito bastante agudo muy cerca de la casa. La familia rápidamente se dió cuenta que era un monstruo así que Ozee fue a su caja de objetos para equiparse su armadura, una armadura de cuero apenas mejorada. Agarró la mejor arma que tenía, un arco de cazador II, la arma que mejor sabía controlar.

Ayumi sabía que lo que tenía que hacer era ocultarse, así que agarró a Krad, se lo llevó a su habitación y se agacharon.  Ozee salió lo más rápido que pudo con su arco y empezó a usarlo. Sólo se escuchaba el arco lanzando flechas junto con los monstruos que cada vez estaban más y más agresivos.
—No te preocupes, tú padre podrá con ellos —Le dijo a su hijo con una sonrisa un poco nerviosa.
Krad, aunque con algo de miedo por su padre, no dejaba de pensar en como eran esos monstruos, ya había visto unos pocos por un libro que tenía su padre; pero en realidad tenía muchas ganas de verlos en vivo, no sólo en imágenes pintadas en un papel. Así que sin pensarlo dos veces salió corriendo hacia la caja de objetos
—¡KRAD! ¡Espera! —gritó la madre quedando en shock por el comportamiento de su hijo.
—Ayudaré a papá —contestó mientras agarraba algo ligero sin darse cuenta que era—. Sé que puedo, confía en mí.
Sostenía con la mano derecha algo parecido a un plato de metal y con la izquierda un tipo cuchillo algo oxidado. Se dió cuenta que había agarrado una espada y un escudo de cazador. Cuando estaba a punto de salir; su madre se puso frente a la puerta para evitar que saliera. Justo antes de Ayumi dijera algo; derribaron la puerta de madera, haciéndola a un lado. Krad volteó para ver que fue lo que la derrumbó.
Y ahí estaba, un monstruo con una cabeza alargada hasta la nariz con una cresta en la cabeza, de color rosado con líneas moradas, dientes afilados y una cola rodeada de espinas. Krad estaba impresionado, pero él sabía que tenía que matarlo por la seguridad de su familia, así que empezó a usar su arma. Le cortó parte de la cara, el monstruo dio un salto para atrás, saliéndose de la casa; ahí vio a su padre usando su arco contra otros 3 monstruos iguales a ese. De pronto el monstruo se balanceo hacia Krad para darle un mordisco; en ese momento recordó en menos de un segundo los movimientos de Tyron así que rodó en el piso para esquivar la mordida. Apenas pudo cambiar de lugar  a un lado del monstruo, siguió moviendo aquella espada con su brazo izquierdo como si hubiera nacido para hacerlo. Derribó la amenaza que le acechaba, pero tan rápido como lo hizo se levantó, el monstruo dió un giro para golpearlo con la cola, Krad pensó más rápido y puso el escudo con el brazo derecho. Le costó un poco de trabajo aunque no lo dañó aquel ataque. El animal dió otro salto para atrás, pero él no pensaba estar sólo a la defensiva, corrió y dió un tajo hacia abajo, dejando derrotado aquel monstruo.
—¡SÍ! ¿¡Que te pareció eso!? —gritó Krad con mucha energía. —Estuvo genial.

La adrenalina de Krad fue tan grande que no se dió cuenta que su padre ya había acabado con los otros 3 y su madre lo miraba sorprendido. Su padre corrió, Krad pensaba que estaba totalmente castigado, toda esa adrenalina estaba desapareciendo casi instantáneamente.
—Krad, jamás pensé que pudieras hacer eso —dijo su padre; sorprendido pero feliz.— Esos no eran unos Altaroth o Konchu, son mucho peores, son...
—Jaggi —terminó la frase.— Lo supe por tu libro de monstruos y sus colores.

Rápidamente los dos reaccionaron y voltearon a ver a Ayumi, ella seguía muy impresionada por ver a su hijo enfrentarse a un Jaggi y ver su actitud. No sabían cómo reaccionaría. Se le acercaron ambos.
—Ayumi ¿Estás bien? ¿Te hicieron daño?—preguntó Ozee. Pero ella no respondía
—Mamá respon... —la madre le soltó una cachetada.
—¡Pudiste haber muerto! —habló Ayumi con lágrimas en los ojos.— Pero... Tú...  En verdad hiciste algo impresionante —lo dijo mientras abrazaba a su hijo con mucha fuerza.
—Cierto, felicidades hijo y muchas gracias por la ayuda—comentó Ozee.— veré si hay más Jaggi por la zona, sé que estarán a salvo —le guiñó el ojo a Krad y salió.
Nada salió como pensaban aquella noche, a pesar de que corrieron mucho peligro; estaban asombrados y orgullosos de Krad.

El día siguiente Krad salió muy temprano, no pudo dormir por todo lo que pasó esa noche, no sabía en que pensar porque tal vez para muchos no había hecho una gran hazaña, pero tenía tan sólo 9 años y pudo enfrentarse a un Jaggi él sólo.
El primero en saberlo fue su mejor amigo Tyron, le dijo todo con lujo de detalles.
—¿¡En serio!? No te lo creo, tú no matarías ni a una planta aunque tu vida dependiera de ello —Dijo con tono burlón.
—Supuse que no lo creerías —explicó un poco desanimado.— Bueno, tengo que ir a casa antes de que mamá despierte, nos vemos luego.

Monster Hunter: El Gran Cazador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora