Capitulo 1

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Puedo sentir como mis pies se despegan del suelo y echo a volar tan alto que mi alma se ensancha de felicidad. Es una sensación única. Sin embargo me acomodo en mi asiento y mis ojos fijan todo el afuera. Estoy volando. Con destino a Argentina. Hermosa y caótica ciudad de Buenos Aires. Juego con mi anillo de casada mientras imagino mi libertad. Puede que esto sea el inicio de tanto anhelo pero no me emociono. No quiero engañarme. Dos semanas en Argentina no me dará inicio de nada. Deapues volveré a Mexico y todo seguirá igual. Aunque solo mi barriga ira creciendo y eso es lo que me pone feliz.
Involuntariamente la toco y una ebullición de emoción se da en mi alma. Llevo 3 meses y medio. Tiempo suficiente para poder viajar sin ninguna complicación. Aun no se nota mucho mi estado pero yo lo disfruto. Mamá primeriza. Como dicen por ahí.
A de ser verdad, no me lo esperaba. Con 24 años ¿quién querría un bebe? Pero lo hecho, hecho estaba.
Suspiro nostálgica y quiero volver a tener 18 años donde tuve la oportunidad de largarme a recorrer el mundo y no estar luchando día tras día en sonreír. A veces uno tiene la oportunidad única de elegir el futuro, todo está frente de ti, nadie te obliga solo tu interior. Pero a veces la demora te lleva a otro momento, a otra situación de la cual no es tan fácil escapar. Y a día de hoy, ya no puedo escapar.

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Después de 12 horas de vuelo, llegamos. La ciudad me recibe con mucho calor. Mi cuerpo reacciona de inmediato, no estaba acostumbrada. Salgo del aeropuerto y al primer taxi que visualizo, lo tomo. Un hombre moreno de unos cincuenta años me dedica una sonrisa y me ayuda a subir.

- ¿Hacia dónde la llevo? - me pregunta mirándome desde el espejo retrovisor.

Antes de emitir una palabra, saco mi agenda en el bolso. Un poco apurada paso las hojas hasta hallar el nombre del hotel.

- Hotel Panamericano. - murmuro con una sonrisa nerviosa.

El señor no dice nada, solo asiente con la cabeza. Entonces me dedico a contemplar el afuera. Cada vez que viajo suelo hacer eso, me gusta porque dejo que mi imaginación vuele lo más alto hasta cosas inimaginables. Más allá de ser una ciudad en sí, tiene su lado verde. No hay cuadra que no haya árboles enormes y la Av. Libertador, porque me detengo a ubicarme, me regala unos hermosos jacarandas en todo el camino.

- ¿Primera vez en Buenos Aires? - me miró otra vez desde el espejo retrovisor.

Lo miro dudosa, estoy en desconfianza todo el tiempo y me regaño a mí misma cuando el señor deja de verme y no dice nada más.

- Si. - musito después de un tiempo prolongado.

- ¿De dónde viene señorita? - Vuelve a preguntarme.

- México. - ato mi largo y castaño cabello con una coleta. Aunque el aire acondicionado esté en lo máximo, el calor se siente.

- Oh, México ¿Qué tal la politica allá? ¿Quién es su presidente? - pregunta y entonces me río por dentro. Ya me habian prevenido de eso.

- Peña Nieto. Como en todos lados, con sus cosas buenas y malas. - me limito a decir.

- Hay algunos peores. Nosotros estamos hace un año con nuevo presidente pero como dijo, cosas buenas y malas. - me comenta mientras gira hacia la izquierda.

No digo nada. Tampoco sabía qué decir. A los argentinos les importa tanto la política, algo que también me previnieron.

- ¿Sólo visita Buenos Aires o irá a otros lados de Argentina? No es por presumir pero este es un país con todo lo que se necesita. Tenemos patagonia, el norte es espectacular. Luego en el oeste la costa Atlántica maravillosa y su contrario, con su lado cuyo tan increíble. Debería ir a conocer. - detalló brevemente y yo sólo asentí mientras por dentro le gritaba "¡Presumido!".
De repente mi celular comenzó a sonar y agradecí que aquello sucediera. Por lo menos mantendría unos minutos ocupada sin escuchar al chofer.

ENCONTRAR (ME)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora