Con los rayos solares curtiendome la piel, coloco mis lentes de sol y comienzo a caminar entre la gente. Hace mucho calor y sé que no debería exponerme. No después del desmayo y el "debes hacer reposo". Pero me niego a estar todo el día en el hotel cuando el día está espectacular para salir a caminar y disfrutar.
Hoy hay un festival en el planetario, según mi guía. Voy allí. En la esquina paro un taxi y al segundo que ingreso, me congelo con el aire acondicionado. Cambios. Hoy es un martes complicado. La gente camina agotada y hasta desesperada, no sólo por el calor sino por la rutina que de verla, estresa. Me remuevo en el asiento bastante incómoda mientras un tango de Carlos Gardel inunda el espacio. Los bocinazos, los gritos, las muecas de molestias se borran cuando me concentro en mi celular. Tengo un mensaje. Es de él."Ya te estoy extrañando. Aún me falta mostrarte los secretos de Buenos Aires. Alfonso."
Sonrío a medias. Ese "te extraño" me remueve hasta lo más profundo de mí. Y a quién quiero engañar, yo también lo extraño. Es que ¿cómo pudo meterse tan en el fondo de mi ser en tan poco tiempo? La duda me carcome. No me niego a responder.
"Espero no descubrirlos sola. Yo también te extraño. Anahi".
Guardo el celular y sigo contemplando la locura.
Una hora después, estoy frente al planetario. Es enorme, increíble y mucho más mágico que en fotos. Hay poca fila y voy hacia el final. Muchos niños con sus madres. Estoy conmovida. Hasta llego a imaginar si alguna vez regreso a Buenos Aires pero con Felipe tomándome la mano y enseñándole absolutamente todo de este lugar. Siento la piel erizada y una emoción indescriptible.
La fila se mueve y luego de unos minutos, estoy dentro. Es mucho más de lo que imaginaba. Una especie de pasillo nos lleva al centro. Todo está oscuro y lo hace más interesante. El murmullo de los menores curiosos y la intriga de los mayores, hace especial la entrada. Cada uno se ubica en las butacas y decido por sentarme en el medio. Siempre es mi lugar favorito, ya sea cine o teatro o donde sea. La sala se va llenando y yo observo curiosa. A mi lado derecho tengo una niña bastante inquieta que no para de hacerles preguntas a su madre. Me causa gracia y hasta cariño. Y de mi otro lado, tengo una señora muy mayor con su nieto que una vez sentados, no dejaron escapar una palabra. La extremidad me genera empatía.
Todo se apaga y la pantalla del techo se prende de repente mostrando el cielo y las estrellas tan cerca de mí que ahogo un suspiro. Pareciera que puedo llegar a tocarlas y me tiento a alzar mis brazos. La luna radiante acompaña, brillante y luminosa. Es increíble. Se oye el eco de la sorpresa. Segundos después todo se nubla hasta llegar a hacerse gris y la tormenta se asoma. Truena fuerte y salto de mi asiento. Todos lo hacen. Una gota sale de la nada y cae y pareciera que la siento resbalarse en mi frente. Otra más y pierdo la cuenta. Inmensas gotas caen, el cielo se enoja y truena aún más fuerte. Estoy fascinada y bañada de agua superficial.--
Sorprendida y con ganas de más, salgo del Planetario. Un evento espectacular. Quiero repetirlo pero esta vez con Alfonso. Otra vez no me niego a escribirle.
"Si uno de los secretos de Buenos Aires es el Planetario, déjame decirte que lo acabo de descubrirlo. Es increible!!"
Estoy emocionada. Y tengo hambre.
--
La tarde cayó en seguida y estoy de regreso en el hotel. Después de una ducha reparadora y de hablar con Dulce, estoy sobre la cama mirando el techo. Sólo se oye apenas el caos de afuera y mi respiración. Dejo la mente en blanco pero no dura nada cuando se atraviesan recuerdos. Cierro los ojos.
Con la mochila en el hombro y un bronceado jamás imaginado, bajo del avión pisando tierra firme y mi sentencia de muerte. Aún sin saberlo. Dulce apenas puede ver el sol después de trasnochar como nunca. Sus grandes gafas la cubren por completo y me río por dentro. Valió la pena todo. Arrastrando nuestros pies, vamos en busca de las valijas. Después de un rato estamos ya fuera del aeropuerto y en un segundo tenemos una camioneta negra frente a los ojos. Presiento algo malo y la mano de Dulce presionando en mi muñeca.
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ENCONTRAR (ME)
FanfictionLa libertad de ser a veces cuesta cuando no tienes los medios o quizás... No tenemos coraje. La busco y recorro, tropiezo y grito. Lloro , me levanto y sigo. Quiero encontrar la libertad, quiero encontrarme.