Sinopsis:
Se cree el amo del universo. Piensa que todo el mundo está en su total dominio y que puede obtener lo que le plazca hacer, humillando a los infelices que lo rodean.
Pero una mañana, todo aquello cambiará en un abrir y cerrar de ojos.
Alice...
Alice y el pequeño Max estaban listos para esperar a Tom y a los padres de ella para asistir al restaurante italiano "Eleganza". ¿Se acuerdan que ellos y la joven irían al cine? Verán, la chica no se sentía bien de la cabeza y odiaba el ruido fuerte, así que cambió la idea y decidió que era mejor estar en un ambiente tranquilo y familiar. Además, no quería ver aquel hombre de nuevo, pues eso, la hacía sentirse más enamorada de él. No quería que su corazón se engañara así mismo y fuese roto y lastimado. 💔
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Dejando las cosas tristes aun lado. Esperó con tranquilidad a que llegaran hasta que al fin tocaron a la puerta.
- Max, ve por tus cosas.
- Si tía. —Obedeció el chico y rápidamente subió a su habitación.
Se limpió con un pañuelo, las lágrimas que caían de sus ojos cristalinos. Respiró hondo y abrió la puerta, mostrando una sonrisa de sus labios carmín.
- Mi amor. —Me recibió mi padre con un abrazo y un beso en la mejilla.
- ¿Adonde piensas ir tan hermosa? —Pregunta mamá asombrada.
- Seguramente con su novio. —Dijo en tono burlón mi hermano.
- No. —Sonreí. No iré con ningún novio. Los llevaré a cenar a un lugar muy bonito.
- No me lo esperaba mi amor. —Exclama mi padre con extrañeza. - Entonces iré a cambiarme.
Entonces los amorosos padres se retiran cada uno a cambiarse. Tom y Alice esperan a que estén listos. En ese momento bajó Max con un bello traje negro, una pequeña corbata azúl y unos estupendos zapatos de vestir negros. Impresionados le dimos cada uno un beso en la mejilla. Mi vestido de un azúl turquesa sorprendió a mi hermano, tanto que silbó y aplaudió, a lo que yo me sonroje.
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Tom posee ahora un fino traje gris como sus ojos, con camisa blanca, corbata color rojo vino y unos elegantes zapatos de piel lustrados. De ver lo guapo que lucían ambos, les sonrió dedicándoles piropos a los dos. La señorita Rowling se adentró a la camioneta para encenderla. Media hora después, bajaron sus padres. Mi madre Judy vestía un hermoso vestido rojo sangre, unas preciosas zapatillas a juego con el vestido y los aretes dorados. Mi padre John lució un traje negro espectacular, corbata marrón con rayas ocre y unos envidiables zapatos negros a juego con su impresionante traje. Contentos con sus atuendos, se dirigieron al restaurante donde Alice les había invitado a cenar esa noche.