Pasó la semana de castigo para Ana, un día antes Alberto le había mandado una carta por debajo de la puerta de su cuarto para que se reuniesen en la azotea de las Galerías. Ana esperó a la noche para que su tío se quedara durmiendo y poder ir, Alberto ya llevaba un rato esperando y pensaba que no iba a ir. En ese momento iba a salir por la puerta y apreció Ana, él se quedo embobado mirando y la cogió de las manos y la abrazó muy fuerte.
Don Emilio se despertó y no la vió, empezó a buscarla por todos lados pensando lo peor. Él no se imaginaba que estaba en la azotea. Después de un rato esperando ya en la habitación se quedó durmiendo.
Ana y Alberto estaban hablando sobre una escapada para cuando llegase el invierno pero para cuando llegara el momento no iba a funcionar. Pasado un rato se quedaron fijamente mirando y hay sus mirada se cruzaron para toda la vida. Ana decidió marcharse porque su tió se iba a dar cuenta pero ya había sido demasiado tarde, su tió ya lo sabía. Bajó y abrió la puerta sigilosamente pero este se despertó y le preguntó que de dónde venía. Ella le respondió que de comer algo porqué tenía demasiada hambre y su tío se lo creyó.
A los cuatro meses, Alberto cumplía 16 años y su padre le hizo una fiesta sorpresa en un restaurante donde acudió la familia y un par de amigos de Alberto, entre ellos Mateo, un amigo de la infancia.
ESTÁS LEYENDO
La historia continua
RomansaEsta historia no empieza como otra cualquiera... Esta es la mayor relación de amor entre dos personajes que desde pequeños lucharán por estar juntos. Estos son Alberto (15 años) y Ana (14 años) dos jóvenes que vivirán de muchas ilusiones. Vivir...